La Vanguardia (Català-1ª edició)
CARTES DELS LECTORS
quier pretensión personal. Predicaste con el ejemplo, con tu savoir faire incondicional. Asumiste las derrotas del equipo como derrotas personales y las victorias como colectivas. Te sacrificaste.
Te emocionaste. Con la equipación o el traje, como jugador o como director, demostraste seny, compostura y labia. No desvelaste matices, ni fomentaste la especulación, no caíste en la autopromoción ni la reverencia. Te ejemplificaste.
Y respetaste. Presenciaste diferentes plantillas y juntas, te recorriste campos y estadios, pueblos y ciudades, y descubriste aquella paz sincera de conciencia de la que pocos pueden presumir, que pocos pueden alcanzar.
Te dignificaste. Y ahora, una vez más, te abrazas al futuro con la misma ilusión con la que luchaste por una camiseta a los 13 años. Sigue remando contra los vientos de nuevos paradigmas contemporáneos, sigue caminando con humildad por este recorrido llamado vida.
Nada se acaba. Todo empieza. Te quiero.
Daniel Amor Hijo de Guillermo Amor, exresponsable de relaciones institucionales del Barça de raça potencialment perillosa, quan intentava separar-lo d’altres gossos (“Ingressa en estat crític després que l’ataqui el gos”, Viure, 2/VI/2021). Dedueixo que l’animal anava deslligat i sense morrió, incomplint les normatives. A més a més, es dona la fatal circumstància que el gos va ser tirotejat – i mort, dedueixo – pels policies locals.
Davant d’això, i tenint en compte que darrerament ja s’han produït alguns casos semblants, caldria demanar que els agents de policia tinguin a disposició seva dards narcotitzants, i no veure’s obligats a haver de disparar i matar l’animal. I que, tal com va prometre l’Ajuntament barceloní, rebin també informació sobre com cal actuar davant d’animals en situacions tan compromeses com aquesta.
Josep Vilà Batlle Subscriptor Barcelona Blasco Ibáñez, la novela de su vida, a la escena que rodó en El Palmar, en la Albufera de Valencia. Departimos en los descansos, y al final este gran cineasta optó por no poner la escena en la película tras un arduo día de rodaje. Pero así era de genial el amigo Berlanga.
Francisco Javier Sotés Gil
València