La Vanguardia (Català-1ª edició)
La escasez inevitable
La continua producción y destrucción de mercancías que ha permitido la acumulación de riqueza, hasta ahora, avanza de forma tan errática que apabulla a propios (países desarrollados) y extraños (países expoliados).
La economía extractiva y mercantilizada ha incentivado una forma de vida muy exigente en recursos, y muy pródiga en generación de residuos; hemos sido consumidores insaciables, pero en el futuro estaremos muy limitados.
La escasez del capital natural se erigirá en la norma fundamental de la actividad productiva y nos obligará a replantearnos una nueva escala de valores éticos, culturales y, sobre todo, económicos. Me refiero no solo a nuevas formas de usar el dinero, sino a un cambio más profundo en los hábitos de consumo.
Los bienes que nos ofrece la naturaleza han de ser valorados no únicamente por su coste de extracción y manipulación, también por el coste de reposición.
Esa parte del egoísmo humano que es necesaria para la supervivencia nos obligará a transformar las relaciones de simple explotación y dominio unidireccional de la naturaleza por el hombre en otras de mutua colaboración y respeto.
En definitiva, se trata de volver a considerar el espacio medio ambiente-humanidad como un proyecto sobre el que podamos incidir los ciudadanos, y no como algo ajeno que escapa a cualquier control colectivo o político porque sigue las evoluciones del sacrosanto mercado.
Las actitudes individuales de ruptura con el consumo están bien, pero la respuesta al reto es grupal, es la organización humana, y la decisión política es la que debe limitar nuestro desarrollo económico y modular nuestras necesidades. Sabiendo que, en no pocas ocasiones, la reducción de consumo habrá de ser impuesta.
Luis Fernando Crespo Zorita d’alguns, crec que recordaran més això que tot el que veuen a les tauletes i tots aquests estris moderns.
Josep Carnicer Espasa