Ejército de mujeres

Hace más de 20 años que conocí personalmente a Muamar el Gadafi, en Libia. Entonces, a mis compañeras de trabajo y a mí nos alucinó su ejército personal, que estaba formado exclusivamente por mujeres: altas, morenas y armadas hasta los dientes, eran conocidas como las Amazonas. Este hombre admiraba a la mujer y le daba poder. Fue con nosotras, todas mujeres entonces, muy amable y respetuoso. En estos países de Oriente, la democracia choca con las religiones… el punto es encontrar un líder que, aunque sin democracia, sea capaz de dar estabilidad y equilibrio para que la mujer pueda ser libre y autosuficiente, algo complicado en un mundo musulmán.

Mi pregunta, con los acontecimientos actuales en Afganistán, es: ¿por qué durante estas dos décadas de formación militar por parte de Estados Unidos no se ha formado también a las mujeres? Toda está inversión de tiempo y dinero no ha servido para mucho. El ejército afgano masculino se ha rendido a los pies de los talibanes en menos de una semana, demostrado que, al final, en estos países donde no existe democracia ni esperanza, quizás hay que mirar hacia las mujeres también, para que puedan reconstruir el país: luchando con uñas y dientes por su futuro.

A la mujer se la apartará seguro de su trabajo, de colegios y universidades, y Afganistán volverá a la edad media. Pero quizás hay que apostar por un ejército de mujeres la próxima vez, ellas casi representan el 50% de la población.

En Israel lo tienen claro; un país que se siente constantemente amenazado forma militarmente tanto a mujeres como a hombres. ¡Es hora de armar a la mujer!

Muchos talibanes están convencidos de que si alcanzan la muerte en manos de una mujer, jamás accederán al paraíso.

Christine Hart

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