La Vanguardia (Català-1ª edició)
LA TECNOLOGÍA 3D SE AVANZA A LA NASA
Cada vez se envían más satélites al espacio y la industria está creciendo. Una inercia que ha sabido aprovechar una start-up de Barcelona, Pangea Aerospace, que ha conseguido activar con éxito y por primera vez en la historia un motor tipo aerospike para cohetes espaciales producido con tecnología 3D. “Encender un motor de cohete es un hito muy importante para cualquier empresa, porque es muy complejo”, explica Xavier Llairó cofundador de la start-up, que añade: “La tecnología que hemos desarrollado nos permite afrontar el futuro como empresa”. Los motores tipo aerospike dirigen los gases que propulsa el cohete hacia el espacio con una tobera abierta o en forma de “V” en vez de cerrada o en campana. Esto permite ganar un 15% de eficiencia respecto a los motores empleados hasta ahora. “Nos hemos basado en una tecnología bastante diferencial respecto a lo que existe”, apunta Llairó.
De hecho, Pangea Aerospace ha mejorado los desarrollos que hizo la NASA entre los años 1970 y 1990 porque ha conseguido producir este motor a un coste extremadamente reducido, además de solucionar el problema de la refrigeración. Y ha sido gracias a la fabricación aditiva (3D) y a los nuevos materiales. Los combustibles, en estado criogénico, entran por unos canales de refrigeración muy pequeños y geométricamente muy complejos, y enfrían el motor antes de entrar en la cámara de combustión. “La impresión 3D te permite realizar este tipo de geometrías tan precisas a un coste muy bajo”, según Llairó. Y además de baratos son más eficientes, porque para llevar los mismos kilogramos de satélite en órbita, un motor tipo aerospike necesita un 15% menos de combustible -el 80% del peso de un cohete es combustible-.
Para desarrollar su proyecto Pangea Aerospace ha contado con la empresa de fabricación aditiva con sede en Valladolid Aenium, y han trabajado con un nuevo material llamado GRCop42: una aleación de cobre desarrollado por la NASA en 2019 para la fabricación aditiva de cámaras de combustión de motores de cohete.“Ahora hemos validado que el motor se puede fabricar con impresión 3D metálica y que podemos encenderlo y enfriarlo. También que podemos mantenerlo encendido el tiempo equivalente a una misión de lanzamiento”, explica el cofundador de la start
La próxima etapa es realizar un motor con la misma tecnología, pero con más potencia, de más de diez toneladas -el que han encendido tiene dos toneladas de empuje-. “En tres años, podríamos demostrarlo en vuelo y sería el primer modelo de motor de este tipo que lo hiciera”, avanza Llairó.
Interés internacional
De hecho, Pangea Aerospace ya ha atraído las miradas de diversos organismos internacionales. Ha ganado un contrato con la agencia espacial francesa, la CNES, para estudiar cómo se puede aplicar esta tecnología a motores de mayor tamaño, cómo los que propulsan Ariane 6 o Falcon 9 de Space X. Y también está en conversaciones con otras entidades privadas, así como con la Agencia Espacial Europea, ESA, y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial de España (CDTI) sobre el uso y desarrollo de esta tecnología.
La compañía se fundó en 2018 y en pocos años ha logrado un gran nivel de desarrollo de su tecnología. Saben que el sector “está creciendo muchísimo y se espera que siga así”, asegura Llairó. “Es el momento de asumir riesgos como hemos hecho hasta ahora y seguir investigando”. Para ello, tras levantar en mayo de 2021 tres millones de euros en su primera ronda de inversión, liderada por la gestora de fondos barcelonesa Inveready, quieren cerrar una ronda de serie A en 2022.
“En tres años, podríamos demostrar nuestra tecnología en vuelo y sería el primer modelo de motor de este tipo que lo hiciera”
Las scale-ups españolas cerrarán el año con un crecimiento de un 91% en su facturación hasta alcanzar los 3.167 millones de euros frente a los 1.660 millones de euros de 2020, según el informe “Impacto de las scale-ups de la economía de España”, presentado por Scaleup Spain Network, el programa de Wayra, el hub de innovación abierta de Telefónica, Endeavor y la Fundación Innovación Bankinter. “Estas cifras ponen el foco en la importancia de impulsar a las startups en su conversión a scale-ups y, una vez superado este primer salto, lograr que su crecimiento no se estanque y transite hasta la fase más alta de su evolución en esta nueva categoría”, aseguró durante la presentación de los datos Javier Megías, director de programa Start-ups de Fundación Innovación Bankinter.
Según el mismo informe, las scale-ups españolas cerraron 2020 con 8.900 empleados directos y 315.300 empleos creados de forma indirecta. Y los sectores en los que la creación de empleo es más notable son Mobility & Logistics, con 13.600 empleos directos y casi un millón de indirectos; Business & Productivity, con 3.100 empleos directos y 260.100 indirectos; y Retail, con 2300 empleos directos y 4.700 indirectos.
En cuanto a la inversión, los datos apuntan a que el 86% de su capital proviene de inversores españoles, seguido de un 52% de fondos europeos, un 32% de estadounidenses y un 11 % de asiáticos. Para los expertos, la hoja de ruta de las scale-ups españolas se dirige hacia un modelo de financiación más internacional, que ponga el foco sobre todo en Europa y EE. UU., por lo que España pasará a desempeñar un papel menos determinante.
Las ‘scale-ups’ españolas cerraron 2020 con 8.900 empleados directos y 315.300 empleos creados de forma indirecta