La Vanguardia (Català-1ª edició)
EMOCIONES, MÚSICA E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Qué emociones genera la música y cómo las percibimos? Esto es lo que se han propuesto investigar expertos de la Universitat Pompeu Fabra. Y lo quieren hacer utilizando la inteligencia artificial. En una reciente publicación de la revista IEEE Signal Processing Magazine, investigadores del Grupo de Investigació nen Tec no lo g í as Musicales, de la UPF, junto con científicos de la Academia Sinica de Taiwan, y de las universidades de Hong Kong y Durham (en Reino Unido), proponen un nuevo marco que ayuda a caracterizar la música en términos de emociones para construir modelos que se ajusten a las características de las personas. Y no hablamos del futuro, porque plataformas como Spotify ya utilizan clasificaciones generadas por algoritmos de inteligencia artificial, basadas en las emociones que la música genera en los oyentes.
“Hablar de emociones es muy subjetivo y las que percibimos de la música dependen mucho de las personas”, explica Juan Sebastián Gómez, primer autor del estudio. “Además, en este caso tenemos la emoción que trata de expresar el músico que no es necesariamente la misma que nosotros percibimos”, añade. Por ejemplo, el Cumpleaños feliz. La canción transmite felicidad “pero te puede hacer sentir triste si te hace recordar a una persona que murió hace poco. Estas son las pequeñas cosas que tratamos de incorporar en estos modelos, por eso queremos recoger mucha información acerca de la música como tal y de elementos contextuales al oyente, como si entiende o no la letra. Y con todos estos datos tratar de generar un modelo personalizado”.
El objetivo principal de la investigación es elaborar una guía sobre el funcionamiento de los sistemas actuales de reconocimiento de emociones, poniendo al ser humano en el centro del diseño. ¿Y la aplicación práctica? “La idea es crear sistemas que se puedan usar de forma personalizada, por ejemplo, en terapia musical o para ayudar al aprendizaje”, apunta Juan Sebastián Gómez, que no olvida el componente ético. “Aunque abordamos los aspectos positivos, tenemos que estar constantemente mirando en qué casos puede ser negativa la manipulación de emociones a través de la música, algo que se estudia desde los años 90”. De hecho, en ciertos comercios la música nos induce a consumir más, por ejemplo.
De la investigación al ciudadano
Para acercar toda esta investigación al ciudadano, la UPF ha creado diversas iniciativas. Una de ellas es Trompa, un proyecto financiado por el programa Horizon 2020. Pide a los participantes que escuchen un tema musical y anoten las diferentes emociones que les produce. “Con Trompa, hemos desarrollado herramientas que combinan la inteligencia artificial con la humana para conectar repositorios de música de dominio público, usarlos para crear aplicaciones beneficiosas para diferentes comunidades musicales y enriquecer estos repositorios para su uso futuro”, explica Emilia Gómez, responsable del Laboratorio de Investigación de Información Musical de la UPF. “Hacemos recomendaciones de diferentes lugares del mundo con la idea de que los participantes se diviertan, conozcan todo tipo de música y aprendan más sobre la música y la emoción”, apunta Juan Sebastián Gómez.
Otro ejemplo es Banda Sonora Vital, que lidera Emilia Gómez. Es un proyecto que personaliza música para pacientes con Alzheimer y que propone recomendaciones musicales que les ayuden a recordar.
“La idea es crear sistemas que se puedan usar en terapia musical o para ayudar al aprendizaje”