La Vanguardia (Català-1ª edició)
LOS PRECURSORES
Hay muchas ‘start-ups’ tecnológicas de impacto que siguen el camino iniciado hace muchos años por las empresas sociales más tradicionales. Estas han sido claves en momentos de crisis, como los vividos durante la pandemia por la covid-19. El informe sobre España del European Social Enterprise Monitor 20202021, elaborado por Esade Center for Social Impact asegura que “a pesar de los desafíos afrontados, la crisis de la covid-19 también ha supuesto una oportunidad para las empresas sociales en España”. El 78% de estas tuvieron éxito a la hora de ayudar durante estos meses, el 71% desarrollaron nuevas ofertas, el 51% evolucionaron a ofertas digitales y el 31% ayudaron a otras empresas y emprendedores sociales.“Las empresas sociales en España son claves para la inserción laboral de determinados colectivos, y cada vez están más orientadas a la medición y a la gestión del impacto social”, afirma Guillermo Casasnovas, colaborador del Esade Center for Social Impact y co-autor del estudio.
Las empresas estudiadas tienen unos 15 años de edad media y el 40% fueron fundadas antes del año 2000. Pero muchas todavía dependen demasiado de la financiación pública. Entre sus conclusiones, el informe pone de manifiesto la necesidad de visibilizar y construir un sistema de apoyo al emprendimiento social en España. La mayoría de los encuestados aseguran que una de las barreras que se encuentran es la escasez de financiación y un apoyo público insuficiente. De hecho, el documento destaca que la financiación de riesgo a través de plataformas de ‘crowdfunding’, de aceleradoras,‘business angels’ o inversores de impacto todavía es residual en el sector, lo que impide crecer a los proyectos en etapas iniciales.
Sobre los modelos de negocio, el informe observa que un 80% de las empresas consultadas reinvierte sus beneficios de forma exclusiva o mayoritariamente a propósitos sociales.Además, el 75% dan mucha importancia a la medición de su impacto en la sociedad y cubren diferentes tipos de impacto: la reducción de las desigualdades (71%), trabajo decente y crecimiento económico (69%). Esta compañías cuentan con más mujeres en sus puestos directivos y más de la mitad emplean a personal en riesgo de exclusión.