La Vanguardia (Català-1ª edició)
Maltrato animal
que está deteriorando seriamente nuestros últimos años de vida. Ni hay tregua ni distinciones. Solo distintas discapacidades, mucha sumisión y obediencia.
Entramos en la residencia voluntariamente con nuestras vidas y economía en la mochila, y mientras los trabajadores entran y salen y a nosotras nos someten a continuas pruebas, parece que nos hemos de conformar con solo salir al patio. No es muy alentador.
Así estamos. Sin concentración para lecturas, sin consuelo para preguntas incoherentes. Las que aún razonamos nos rebelamos sin remedio.
Marina Foret Jimeno
Barcelona dans i ciutadanes d’aquesta vegueria o pagarem entre tots? En altres situacions es farà així? Es preguntarà a la gent del Delta què cal fer amb lo riu? Als de l’Alt Empordà què cal fer amb els pretesos parcs eòlics de l’Albera i del golf de Roses? I, finalment, seran Jocs de Pirineus-Barcelona sense res a dir per part de barcelonins i barcelonines?
Quina cosa tan meravellosa!
Josep-Miquel Roca Sans Barcelona
A principios de enero falleció Leia, una perra de Albalat de la Ribera que llevaba años atada en la terraza de una casa del pueblo, enferma, rodeada de sus excrementos y sin apenas contacto con sus dueños. Murió así a pesar de que el Ayuntamiento y la policía local estaban al tanto de su situación. Es cierto que estas administraciones no tienen competencias específicas en protección animal, pero sí un mandato general de velar por el cumplimiento de las leyes.
Desgraciadamente el caso de Leia ni es el primero ni será el último. Se sigue considerando a los animales como una cosa. Si esto no cambia, el nuevo artículo 333 bis del Código Civil que considera a los animales como seres sintientes quedará en papel mojado. Ina Parera Sanglas
Barcelona