La Vanguardia (Català-1ª edició)
Un derecho universal
El pasado 28 de julio, la Asamblea General de la ONU adoptaba casi por unanimidad (161 estados miembros votaron a favor) un nuevo derecho universal, el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible, que reconocía, entre otras cuestiones, el impacto del cambio climático, la contaminación del aire, la tierra y el agua, así como la mala gestión de los productos químicos y residuos, con la consiguiente pérdida de la diversidad.
El texto insta a los estados miembros y organismos internacionales a actuar en todos estos frentes, incidiendo sobre todo en lo tocante a los más desfavorecidos (pueblos indígenas, niños, jóvenes y mujeres en exclusión).
Siempre he pensado que esta resolución, como las muchas que la ONU ha aprobado a lo largo de su historia, se queda solo en mera declaración de intenciones, ya que no implica su cumplimiento legal y solo quedaría la obligación moral de aceptarla.
El momento “histórico” de su aprobación llega en un momento complicado del planeta. Calentamiento global, sequías, escasez de agua, incendios cada vez más recurrentes o tormentas catastróficas serían motivos más que suficientes para hacernos reflexionar. Se oyen de nuevo voces que abogan por recuperar energías cuyo grado de contaminación medioambiental está mas que demostrado, en lo que denominan una crisis energética producida tal vez por una mala planificación, desidia o dejación.
Ya va siendo hora de que se cumpla con rigor esta resolución y que las naciones asuman sus compromisos internacionales, que no quede de nuevo en el olvido y, de paso, hagamos una llamada de atención a los que niegan, a los que miran para otro lado y proclaman ufanos que con ellos no va. Es un derecho de todos y todas, cuidémoslo.
Olga Santisteban Otegui Zalla (Bizkaia)