La Vanguardia (Català-1ª edició)
Diferenciar los problemas de salud mental
Unámonos para reclamar que igual que quien quiere eutanasia necesita informes psicológicos, los enfermos mentales (los que no quieren reconocer su patología, agresivos contra el entorno o sí mismos) también han de tener derecho a ese mismo tratamiento psicológico, y si hace falta un ingreso, se haga, dando recursos.
La Administración no puede delegar su responsabilidad en las familias, la mayoría agotadas e incluso arruinadas, por no controlar bien dónde se van los recursos financieros, teóricamente destinados a proveer de servicios a la salud mental. La Constitución reconoce el derecho a la protección de la salud. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública con medidas preventivas y las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto.
Hasta que el tema de salud mental no se equipare a los problemas de cáncer, diabetes, corazón... no habrá concienciación entre la ciudada
nía ni entre los mismos profesionales de urgencias, que dando un diazepan y un par de horas de conversación dan el alta a los enfermos, tengan o no diagnóstico y los envían a casa a pesar de que se les pida ayuda de forma vehemente. Luego si se produce un ingreso involuntario, muy pocas veces, mezclan todas las patologías como si en una misma planta mezclaran temas oncológicos con respiratorios o digestivos. Ellos sí están categorizados, ¿por qué en salud mental no hay diferencias? Todos mezcladitos, empeorando unos, convirtiendo en zombis a otros y los más listos aprendiendo técnicas nuevas para engañar.
La respuesta: no hay dinero, no hay médicos (índice muy bajo de contrataciones), no hay psicólogos, cuesta entrenar un equipo. Luego hacen ruedas de prensa para vender lo bien que se hace todo.
Cristina Montseny Figueruelo Barcelona