Sin gluten pero con IVA
Parece increíble pensar que los realmente intolerantes en muchos casos no somos las personas celiacas que padecemos esta enfermedad crónica del intestino, sino aquellos que nos hacen pagar, y caro, por nuestros alimentos. Ya no estamos hablando de bienes de consumo de lujo, sino de que nos van a subir el pan, eso sí, sin gluten. La subida que el Gobierno va aplicar a partir de septiembre afectará al colectivo celiaco y mucho. Nuestros productos básicos, como puede ser el pan, si de por sí ya eran caros, ahora se encarecerán un 2% más.
Ni ayudas, ni subvenciones, ni nada, frase que bien podría formar parte de una coplilla popular, pero no, más bien forma parte de una realidad palpable, aunque muchos no la quieran ver o incluso la renieguen rechazando recientemente la ley Celiaca Española. Para muchos, la celiaquía será desconocida porque, hasta que no te toca de cerca, lo del gluten te suena a desconocido e incluso te miran con cara rara. Afortunadamente, cada vez es más conocida por todos, bien porque tienes un primo o un amigo que la padece o por el esfuerzo de todos y cada uno de nosotros, celiacos, que bien hacemos por explayarnos con todo lujo de detalles cada vez que salimos fuera de nuestras casas y explicamos qué es lo que podemos o no podemos comer.
La subida del IVA de los productos celiacos es ya un abuso y más en los tiempos que corren, teniendo en cuenta que lo normal es que en una familia haya más de un celiaco.
Lo más indignante es que nuestra cura está en la propia dieta que llevamos. Lástima que esta queja se quede en este artículo. A lo mejor, cuando seamos más y nuestro colectivo tenga más peso, digo votos, en esta sociedad pueda escribir contándoles que mi pan cuesta lo mismo que el suyo, aunque con esta crisis, a saber cuánto nos acaba costando a todos.