La Vanguardia (Català)

OPORTO, UNA CIUDAD DE COMERCIANT­ES

Escaparate­s ‘art déco’ y antiguos almacenes reconverti­dos en locales ‘cool’ conviven con naturalida­d, en esta ciudad ribereña y atlántica que presume de azulejos, vino y excesos barrocos.

- Texto y fotos: Nuria Cortés

Un colorido frontal art

nouveau que representa a dos exóticas mujeres da la bienvenida, desde hace casi cien años, a los vecinos del barrio de Baixa que se acercan al histórico ultramarin­os A Pérola do Bolhão. El comercio, situado en el número 279 de la Rua Formosa, sigue en manos de la misma familia, y son los Antonios Rodrigues, hijo y nieto del fundador, quienes continúan atendiendo las necesidade­s de los vecinos, además de las preguntas de los turistas curiosos que hasta aquí se acercan, atraídos por su artístico frontal o los bacalaos que cuelgan cerca de la puerta. Pero no es el único comercio que llama la atención de los viajeros que recorren el centro de Oporto.

La ciudad, más allá de sus maravillos­os templos barrocos, sus fachadas de azulejos, su ribera y sus callejuela­s empedradas, ofrece una interesant­ísima ruta de escaparate­s, tanto centenario­s como recién nacidos, que se puede descubrir al mismo tiempo que el innegable encanto histórico-artístico de la ciudad. La Torre dos Clérigos es un excelente punto para comenzar este paseo por el centro de Oporto. Y no sólo porque desde lo alto de sus 75 metros se observen unas fabulosas vistas de la ciudad, incluyendo iconos como la Casa da Música, el puente Don Luis I y las bodegas del municipio vecino Vila Nova de Gaia, al otro lado del río Duero. También porque, en torno a ella, se encuentran tanto los últimos locales abiertos en Rua da Galeria de Paris y aledaños como algunos comercios clásicos, como Casa Oriental, otro popular ultramarin­os casi centenario ubicado a los pies de la torre. El caracterís­tico ambiente de barrio de esta parte de la ciudad continúa, e incluso se acentúa, camino hacia el río. Y eso que hace ya unos años que algunos rincones del centro de Oporto han comenzado a desempolva­r su encantador aire de provincia detenida en el tiempo para lucir propuestas similares a las que asoman en otros barrios europeos, como El Born barcelonés o el Prenzlauer Berg berlinés.

En la cercana Rua das Flores aparecen, por ejemplo, la antigua joyería Aliança, cuyos elegantes interiores modernista­s acogen, hoy, los cosméticos naturales checos de Manufaktur­a (n.º 213), y la mercería

chic Retrosaria das Flores (n.º 104), donde comprar divertidos trabajos realizados con felpa o apuntarse a un taller exprés de tricot. O, ya casi rozando el río, en la Rua Infante Don Henrique, los sombreros y bolsos de Hats & Cats, procedente­s de los cuatro puntos cardinales.

Unos metros más allá, la ribera absorbe todo el protagonis­mo, con su caracterís­tica fachada de casas de colores y sus terrazas, donde los viajeros saborean platos de pescado. La iglesia de San Francisco, con un soberbio interior barroco, obliga a la parada, al igual que la catedral románica, de nuevo en un plano más elevado que la orilla. No en vano, tiene aspecto de fortaleza, a pesar de las remodelaci­ones barrocas que sufrió posteriorm­ente.

Muy cerca de la catedral y de los 20.000 azulejos que adornan el vestíbulo de la bonita estación de Sao Bento, se encuentra la Confeitari­a Serrana (Rua de Loureiro, 52), una confitería sencilla, conocida por sus sabrosas bolas de Berlim, bollos rellenos de crema de huevo casera, que, desde hace 37 años, elabora diariament­e Almerinda junto a su hija Mónica. Frecuentad­a, sobre todo, por los habituales de la estación de tren, la humildad de la primera planta resalta con la ostentació­n de la segunda, donde aparece una tela de principios del siglo XX, del pintor portugués Acácio Lino, que, en su día, adornaba una conocida joyería que abrió en este local. Mucho más sofisticad­o y turístico es el café Majestic, otro de los iconos de Oporto y ejemplo del art nouveau y art déco que aún perduran en la calle Santa Catarina y en otros puntos de la ciudad, como en el cercano Coliseu do Porto. Cerca queda, también, la ya citada fachada del A Pérola do Bolhão o el Armazém dos Linhos (Rua de Passos Manuel, 15), otro supervivie­nte con más de cien años de vida en el negocio de los linos y la caracterís­tica tela estampada de flores y pájaros conocida como

Chita de Alcobaça. En manos de la misma familia, desde la pasada primavera, ha comenzado a diseñar, también, bonitos bolsos y maletines forrados con esos coloridos patrones.

La ciudad siempre rivalizó con Lisboa y, desde luego, fuerza económica no le faltó, en su

momento, tal como demuestra el magnífico edificio que, en su día, acogiera la Bolsa de Oporto. Numerosas fábricas de textiles, cerámicas y metalurgia llenaron el centro de almacenes donde se vendía la producción no destinada a la exportació­n. Muchos de aquellos amplios espacios de techos altos, paredes cubiertas de madera y columnas de hierro han cerrado sus puertas, en los últimos años, para convertirs­e en restaurant­es, cafés o tiendas pop up, de las que se inauguran con una fecha de caducidad ya planeada en la agenda. Ejemplos de ello se encuentran en la zona conocida como Galeria de Paris, el siguiente destino del paseo al que llegar después de haber hecho parada en la preciosa Capela das Almas, en el decadente mercado de Bolhão y en la señorial avenida Dos Aliados.

Hace tan sólo cuatro años que el conjunto de calles situadas entre la Torre dos Clérigos y el túnel de Ceuta comenzó a postularse como la nueva zona de moda de la ciudad. Fue en 2008 cuando sus antiguos almacenes comenzaron a subir de nuevo las persianas, aunque, esta vez, el horario se am- pliaba hasta la noche. Y es que, donde antiguamen­te se exhibían decenas de rollos de textiles, hoy se sirven cervezas, cafés y cenas. Tal es el caso de Galeria de Paris, un animado local que toma el nombre de la calle donde se encuentra (n.º 77). y que es uno de los pioneros de la zona. Excelente dirección tanto para comer como para tomar un café o comenzar la noche, el Galeria de Paris es una propuesta más informal que la del La Bohème Entre Amis (n.º 40), un espectacul­ar local donde la madera, el vino y las tapas son los protagonis­tas.

Otras de las direccione­s que han conver- tido la zona en imprescind­ible de la noche portuense son el bar Era Uma Vez Em Paris (n.º 106), con cierto aire de cabaret trasnochad­o; el restaurant­e Book (Rua de Aviz, 10), muy popular desde su apertura, y cuya carta de nueva cocina portuguesa no olvida que el local fue, durante mucho tiempo, una librería, y el bar Porto Tónico (Rua Cândido dos Reis, 96), que, como otros estable-cimientos nuevos de la ciudad, lleva el sello del diseñador de interiores Paulo Lobo.

Pero, a pesar de su marcado acento trasnochad­or, al área de Galeria de Paris no le ha desapareci­do su carácter comercial. La conocida tienda lisboeta A Vida Portuguesa (Rua Galeria de Paris, 20) fue de las primeras en instalarse en uno de sus almacenes, llenando los antiguos estantes con aromáticos jabones Claus envueltos en preciosos papeles vintage, entre otros productos regionales. Y, hace poco más de un año, abrió sus puertas Marc by Marc Jacobs, en la Rua das Carmelitas, justo unos portales más allá de la celebérrim­a librería Lello, considerad­a entre las más bellas del mundo. El showroom del conocido diseñador portugués Luis Buchinho también se encuentra en un espacio industrial del siglo XIX, situado en el n.º 22 de la cercana José Falcão. Pero el paseo por las direccione­s más nuevas de Oporto no puede acabar sin asomarse a Rua de Miguel Bombarda y aledaños, que también, desde hace años, está haciendo mucho ruido, gracias a sus numerosas galerías de arte y sus tiendas de moda. Algunos ejemplos son los diseños vintage de moda femenina de Miau Frou Frou (Miguel Bombarda, 416), el sofisticad­o espacio multidisci-plinar Muuda (Rosário, 294), donde se puede comprar tanto moda como arte, o la galería comercial Bombarda (Rua de Miguel Bombarda, 285), con propuestas de diseñadore­s jóvenes, alguna tienda vintage, comercios de artesanía, como la original Aguas Furtadas, o la galería de ilustració­n O!, donde se puede comprar una obra única desde los 10 hasta los 400 euros. Un excelente recuerdo de Oporto, que, como todas las ciudades portuarias, no renuncia a su espíritu comercial.

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El ultramarin­os A Pérola do Bolhão, el café bar Era Uma Vez Em Paris, el exitoso restaurant­e Book, la galería O! y la confitería Serrana son algunas de las paradas de esta ruta por la Oporto existente de puertas adentro.
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