LILLEHAMMER CON EL RECUERDO OLÍMPICO
Sede de los Juegos Olímpicos de invierno en 1994, la localidad noruega de Lillehammer es un enclave perfecto para una escapada en la nieve. Con la calidad y el encanto de las ciudades escandinavas, por un lado, y las excelentes infraestructuras para los d
Dos años después que Barcelona, Lillehammer también acogió unos Juegos Olímpicos, de invierno, en este caso, y, al igual que la capital catalana, el evento marcó el futuro de la ciudad noruega. Porque su reputación internacional creció como la espuma, dando a conocer al mundo un espacio excepcional para l a práctica de los deportes invernales, pero, al mismo tiempo, sirvió para mejorar las extraordinarias condiciones que presentan los cercanos dominios esquiables de Hafjell y Birkebeineren.
Hajfell es una estación de las que da gusto recorrer. De cabo a rabo. Y es que sus pistas alpinas son descensos continuos, con apenas unas pequeñas zonas de descanso, y que no se entremezclan entre sí. Se trata de bajadas exigentes, muy dinámicas y divertidas, pero, sobre todo, largas y rápidas. Un buen ejercicio para poner a prueba las habilidades con los esquís y hacer frente a los interesantes retos que, pista a pista, se le presentan al aficionado a la nieve.
Su ubicación es excelente, y todas las pistas finalizan en el mismo punto, a los pies de la colina, por lo que el dibujo de su mapa hará las delicias tanto de los puristas como de los que buscan un ambiente más relajado. Lo que, sumado al fabuloso estado de la nieve que presenta la estación durante toda la temporada, convierten Hajfell en un destino de esquí más que recomendable para vivir experiencias diferentes a las clásicas de los Alpes o los Pirineos.
Porque aquí no se encuentran grandes picos por encima de los 3.000 o 4.000 metros. Todo lo contrario. Se trata de pequeñas colinas que tienen su valor añadido en la nieve, de primerísima calidad, que abunda en las pistas. Por eso, lugares como Sjusjøen, ubicado a 20 kilómetros al este de Lillehammer y que, con apenas nueve pistas, es una soleada montaña de poca envergadura, con un desnivel de poco más de 250 metros, se traducen en un dominio esquiable donde la nieve crujiente y duradera es el mejor reclamo.
Una de las pasiones de los países escandinavos, cuando llega el invierno, es el esquí de fondo, modalidad que cada vez gana más adeptos al sur de los Pirineos. Aquí, los destinos más populares para practicar el esquí nórdico, en las cercanías de Lillehammer, son Nordseter y Sjusjøen, ubicadas a algo menos de 20 kilómetros de la ciudad y que se fundaron, originalmente, como comunidades de granjas de montaña. Eso les permite disfrutar de una situación privilegiada, entre frondosos bosques y pequeños altiplanos, en una zona montañosa que es un constante sube y baja.
ESQUÍ DE FONDO
Los 350 kilómetros de senderos acondicionados para el esquí de fondo suponen un entramado de pistas que se extienden por estas montañas, que tienen una cota máxima de 850 metros de altitud, dibujando un amplísimo abanico de posibilidades para recorrer unos parajes repletos de belleza natural y encanto escandinavo.
Y es que, en Lillehammer, los deportes blancos, sea cual sea su modalidad, se viven con pasión e intensidad. Eso se refleja, in-
cluso, en las zonas comerciales de la ciudad, que viven copadas por tiendas de ropa técnica y por marcas de equipamiento para las distintas modalidades del esquí y el snowboard. Storgaten, calle peatonal y la zona comercial más concurrida de la ciudad, está plagada de tiendas de marcas especializadas, lo que genera un ambiente mucho más deportivo, todavía.
Sin embargo, el shopping, en Lillehammer, no es sólo ropa y complementos de esquí. Los alrededores de Storgata, desde la plaza Lilletorget hasta la antigua zona industrial de Mesna Brug, que ahora es un barrio de tiendas conocido con el nombre de Mesnasenteret, son un lugar ideal para encontrar excelente artesanía y ropa de punto. Lo único malo son los horarios: a las 17 h bajan la persiana, entre semana, mientras que el sábado lo mejor es madrugar, si hay intención de ir de compras, ya que, más tarde de las 16 h, será completamente imposible encontrar nada abierto. Por lo que respecta a la oferta de alojamientos, Lillehammer es una excelente ciudad noruega, con lo que eso supone en el aspec- to de calidad y cuidado hacia el cliente. La zona de Storgata, centro neurálgico de la localidad, tiene algunos hoteles muy recomendables, aunque no precisamente económicos. Algunos de ellos son tan curiosos como el Mølla Hotell, que es el histórico molino de Lillehammer, que, tras una restauración integral y un lavado de cara, se ha transformado en uno de los hoteles más particulares del mundo.
Otra de las opciones es alquilar una cabaña en la zona de Nordseter o en la de Sjusjøen, donde se pueden contratar por días o por semanas. Desde las básicas hasta las más lujosas, vivir la experiencia de dormir en una encantadora cabaña noruega tradicional significa unas vacaciones totalmente distintas a las de alquilar una habitación en la ciudad. Sin duda, una magnífica forma de vivir la experiencia de la nieve de Lillehammer en las distancias cortas.