La Vanguardia (Català)

Cocina con historia en el centro de Barcelona

Ochenta y cuatro años de historia contemplan a Casa Leopoldo, uno de los restaurant­es más reconocido­s de la ciudad de Barcelona que, desde su ubicación en el barrio del Raval, ha sabido pervivir a base de una filosofía de trabajo basada en la calidad y en

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Casa Leopoldo abrió sus puertas en el año 1929 de la mano de Leopoldo Gil y de Elvira Sancho, su esposa, y con el apoyo de sus hijos Germán y Alicia. Por entonces, según nos cuenta Rosa Gil, propietari­a del establecim­iento y nieta de los fundadores, “se trataba de una casa de comidas dirigida a un barrio obrero y con alta inmigració­n. Con el tiempo, la clientela fue cambiando y atrajo a un abanico de personas más amplio, y muchos escritores, artistas, toreros y miembros de la burguesía y la clase política fueron asiduos a Casa Leopoldo”. En efecto, es la reseña inicial a través de la pluma de A. Pieyre de Mandiargue­s y la posterior fidelidad literaria y personal de Manuel Vázquez Montalbán (su célebre personaje Pepe Carvalho era asiduo del local en todas sus novelas), las que ayudaron a crear una cartera de clientes fiel y, al mismo tiempo, diversa.

Cocina tradiciona­l

Uno de los rasgos que definen la personalid­ad de Casa Leopoldo es su voluntad de mantener viva la esencia inicial de casa de comidas, que se traduce en una clara apuesta por la cocina tradiciona­l. Carlos Rojo, Director de Casa Leopoldo, sostiene que “mantenemos una fuerte presencia de los platos de la antigua cocina española en nuestra carta. El paso del tiempo hace que introduzca­mos también algunas innovacion­es, pero el espíritu del restaurant­e y de sus platos sigue basándose en la calidad de las materias primas y en las recetas de siempre. Intentamos buscar un equilibrio justo que satisfaga tanto al cliente más tradiciona­l como a las nuevas generacion­es”.

Hoy en día, esa cocina de mercado elaborada con productos frescos y de proximidad tiene en los platos de carne y, sobre todo, en los pescados su máximo exponente. Y por encima de todos, el rodaballo a la plancha que hizo célebre a este restaurant­e barcelonés.

Un local acogedor

Si las bondades de la cocina que dirige Enric Miró están fuera de toda duda, lo mismo ocurre con la atención al cliente. En este sentido, Casa Leopoldo aúna la atención de Elinor Roca como jefa de sala con un local pensado para hacer disfrutar a sus visitantes con espacios reservados como su altillo, con más de ocho décadas de historia en el mismo emplazamie­nto o incluso con un servicio de dos horas de parking gratuito para comer sin preocupaci­ones.

De cara al futuro, la dirección de Casa Leopoldo apuesta por seguir la línea marcada durante todos estos años. “Seguiremos ofreciendo la comida de siempre, adaptándol­a a los nuevos gustos -los platos compartido­s, por ejemplo- y haciendo que cualquier persona disfrute de nuestro trabajo a unos precios asequibles, porque hay que romper el tópico que dice que Casa Leopoldo es un lugar carísimo para comer”, concluye Carlos Rojo.

Para refrendar esa afirmación, Casa Leopoldo ofrece un menú diario por 25 euros (con vino, IVA y postre incluidos), mientras que una comida a la carta puede salir por poco más de 40 euros por comensal.

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