El cielo de Nepal
En estos días se han reunido en París dirigentes mundiales para ver la posibilidad de limpiar la atmósfera de gases contaminantes, que están transformando el aire de las grandes ciudades del primer mundo en irrespirable.
Acabo de regresar de Nepal y puedo dar fe de que estos episodios de contaminación son ridiculeces con el aire que cubre Katmandú, ya que el cielo allí es marrón y la gente no recuerda el color azul del cielo. Quien puede comprarse una mascarilla la usa a diario, y no quiero ni pensar cómo tendrán los pulmones los chiquillos de la calle que apenas tienen casa para vivir bajo techo.
Claro que los dirigentes de la ONU y la OMS ni se fijan en este tercer mundo. Su problema consiste en elegir para sus reuniones los puntos del planeta más lujosos y con más glamur, no sea caso que vayan a oler perfumes no catalogados.
TOMAS MAYRAL Suscriptor Barcelona