Masculinismo
Tratar de defender el masculinismo hoy en día es algo más que un pecado capital. En cambio, el feminismo puede enseñar su rostro más feroz impunemente. Me irrita el famoso lema “somos malas, podemos ser peores”. Ya sé que en estos tiempos, debido a la lacra de la violencia de género, este es un tema delicado, pero el hombre no debe quedar ahora difuminado o incluso sumiso a la mujer, sin tratar ya el tema del maltrato femenino o el de las denuncias falsas.
Como varón tengo mis peculiaridades, no sólo físicas, también en el comportamiento, carácter, gustos, aficiones y un largo etcétera. Las feministas dicen que el masculinismo no se debe respetar, que es machismo. Me pregunto por qué. Considero que son términos casi antagónicos y no se deben confundir. Sin duda alguna puedo ser un hombre varonil sin hacer daño a nadie, respetando, sin ser opresor. Entonces, que me respeten también. Hay muchas formaciones que se declaran feministas, defienden a los homosexuales, transexuales, bisexuales y otras condiciones que aparecen cada día. Me parece muy bien, pero ¿quién se acuerda ya de los hombres y mujeres –como lo diría para no herir sensibilidades– heterosexuales, tradicionales, corrientes?
JULIÁN RIBAS FERRER Barcelona