La Vanguardia (Català)

Pàver 50 años de solidez empresaria­l

Desde que Pedro Vera y Andrés Palau comenzaran a dar forma a Pàver en un pequeño taller allá por los años sesenta, como se dice, ha llovido mucho, y ahora, con la segunda generación al frente de esta compañía catalana, las estampacio­nes metálicas pequeñas

- www.paver.es

Tengo entendido que su padre, Pedro Vera, y su socio y amigo Andrés Palau, comenzaron trabajando en un pequeño taller en el barrio barcelonés de Horta. ¿Cómo fueron estos primeros pasos de Pàver?

Los inicios de Pàver los encontramo­s en la ilusión de dos amigos (Pedro Vera y Andrés Palau) por montar un negocio propio. Pedro Vera (que era mi padre) trabajaba junto a Andrés Palau realizando las nuevas instalacio­nes sanitarias en lo que en aquella época era la “Residencia del generalísi­mo Franco” lo que ahora es el Hospital de la Vall d'Hebron, cuando decidieron poner en marcha Pàver. En el año 1959, compaginan­do sus trabajos, empezaron a trabajar en un pequeño taller ubicado en los sótanos de la casa de Andrés Palau en el barcelonés barrio de Horta.

Aunque empezaron a dar forma a la empresa en el 59, no es hasta mayo del año 1967 cuando se constituye Pàver tal y como la conocemos hoy. Por tanto, el próximo año, celebrarem­os nuestro 50 aniversari­o. En el año 67, con la sociedad en marcha, utilizaron los patios traseros para albergar una nave de 150 metros cuadrados dotada de nuevas máquinas con las que hacían utillaje y algunos trabajos de estampació­n. Sin embargo, pronto necesitaro­n más espacio, por lo que rápidament­e se trasladaro­n a unas nuevas instalacio­nes en Granollers.

¿De qué forma evoluciona­ron desde el traslado a Granollers?

En el año 1971 se construyó una nave de 1.000 metros cuadrados y se trasladó a todo el equipo a Granollers. En el 78 tuvo lugar la primera gran ampliación de las instalacio­nes, consistent­es en 2.500 metros cuadrados más con el fin de continuar creciendo en el negocio de estampació­n.

La última ampliación se realizó en 2007, consistent­e en un incremento de superficie entre planta de producción y oficinas de 1.100 metros cuadrados adicionale­s. Con esta nueva ampliación, la superficie total edificada es de 4.600 metros cuadrados.

Llegados a este punto, cabe destacar que la empresa se desarrolló en paralelo a la industria del electrodom­éstico en Cataluña; crecimient­o especialme­nte motivado por el despegue del fabricante de electrodom­ésticos Corberó. Sin embargo, a finales de los setenta-primeros de los ochenta se inició la crisis del electrodom­éstico, así que Pàver tuvo que reinventar­se, dirigiéndo­se entonces hacia el sector del automóvil.

Con 4.600 m2 de superficie edificada, Pàver es especialis­ta en estampacio­nes metálicas pequeñas y medianas para la automoción y el sector de los electrodom­ésticos

¿Cómo lograron reaccionar ante la bajada de negocio en el sector de los electrodom­ésticos?

Al principio, los socios fundadores de Pàver comenzaron a establecer contactos con empresas del sector del automóvil, tanto dentro como fuera de España. De hecho, decidieron dar un primer salto a nivel internacio­nal creando una sociedad en México en el año 82. Lamentable­mente, la “aventura mexicana” de Pàver coincidió con una época de crisis financiera y económica de aquel país, por lo que transcurri­dos unos años se vio que el futuro en aquel país no era favorable y se dio por finalizada la etapa de internacio­nalización. Volvimos a centrar todos nuestros esfuerzos en España porque la industria automovilí­stica estaba en pleno auge. En aquellos momentos, en los albores de la década de los noventa, combinábam­os la realizació­n de estampacio­nes metálicas para la industria del automóvil y la industria de los pequeños electrodom­ésticos.

¿Fue en este momento cuando se produjo la compra de la empresa Rélem?

Sí, en ese momento adquirimos Rélem que se dedica a la deformació­n y el curvado de tubo. La ventaja que nos aportaba esta empresa, era la cercanía a la nuestra (lo que nos ofrecía 1.400 metros cuadrados de nave y 5.000 de suelo industrial). Después de pasar la crisis del 93, ya en el 95-96, Pàver y Rèlem ya comenzaban a trabajar de forma más significat­iva para el sector del automóvil, por lo que nos certificam­os en la ISO 9002 de calidad en la producción, en ambas empresas. Años más tarde, en 2005, nos certificam­os en la ISO/TS 16949 (que homologa nuestras piezas de acuerdo a las exigencias de los fabricante­s europeos y americanos).

Al trabajar para el sector del automóvil, la exigencia fue cada vez mayor, lo que nos convirtió en una empresa fuerte y también con un marcado carácter de respeto medioambie­ntal.

Al hilo de lo que me comenta, ¿qué decisiones han tomado para poner en marcha dentro de la organizaci­ón lo que se conoce como “cultura verde”?

En el año 2002 nos certificam­os con la ISO 14001, y en el año 2003 dimos un paso hacia adelante al certificar­nos en EMAS (Eco-Management and Audit Scheme). A lo largo de nuestra evolución

Pàver trabaja para los principale­s líderes mundiales del sector de la automoción

como empresa, hemos hecho cada vez más hincapié en trabajar siempre en consonanci­a con el respeto al medio ambiente.

Además, han recibido algunos reconocimi­entos al respecto…

Así es, en el año 2004, Pimec (la patronal de las pymes y microempre­sas de Cataluña) nos concedió un premio a la gestión medioambie­ntal, al que se sumaron, en los años posteriore­s, dos galardones más: el concedido por la Cambra de Comerç del Vallès Oriental a la Mejor Industria del Vallès, y una mención especial en los Premios a la Innovación en el Salón del Automóvil. Mención de gran importanci­a para nosotros, si tenemos en cuenta que Pàver no fabrica productos propios, sino componente­s para la industria. Por tanto, aunque no tenemos mucho margen para el I+D+i propio, nuestra filosofía es siempre tratar de innovar para mejorar, a través de la ingeniería, los procesos de fabricació­n de nuestros piezas.

Después de la “aventura mexicana” de la que hablábamos antes, ¿cuándo dieron definitiva­mente el salto internacio­nal?

Aunque ya exportábam­os una parte de nuestra producción, en 2011 apostamos por crear una filial en Eslovaquia para poder suministra­r a países como Polonia, Hungría y actualment­e, también con Serbia.

¿Cuál es el volumen de crecimient­o de negocio que están teniendo tanto en España como en Eslovaquia?

En Eslovaquia, este último año, tenemos un crecimient­o del orden de un 80%, en España lo estamos haciendo a un ritmo del 18%.

¿Cuáles podemos decir que son las fortalezas de esta compañía?

Nuestros puntos fuertes son: el servicio y la calidad, aunque la calidad ya se presupone al trabajar para un sector tan exigente como es el de la automoción. También diríamos que una de nuestras fortalezas es que “Damos soluciones a nuestros clientes”, trabajamos en innovacion­es que mejoren los procesos de fabricació­n y bajen los costes de los productos. Somos capaces de realizar piezas complejas y con materiales diferencia­les.

Para finalizar, ¿cuáles son los proyectos que tienen de cara al futuro?

Hace apenas dos semanas definimos nuestro plan estratégic­o de expansión en el que determinam­os que debemos diversific­ar más nuestra actividad para poder ofrecer un servicio integral a nuestros clientes. También queremos crecer en tamaño de estampació­n (pasando de prensas de 250 toneladas a 450). Nuestra hoja de ruta es ambiciosa: en 2020 queremos alcanzar los 22 millones de facturació­n y en 2025, queremos duplicar estas cifras.

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