Más Europa
Acabo de volver de celebrar el 60.º aniversario del tratado de Roma en la misma ciudad donde se firmó. A pesar de tener 21 años y no haber visto nacer la Unión Europea, me permito el lujo de usar la palabra celebrar. Porque es motivo de celebración regresar a Alemania, donde estudio mi Erasmus, moviéndome fácilmente por el espacio Schengen; como lo es liderar la lucha contra el cambio climático, disfrutar de un mercado único, de políticas económicas armonizadas para una mayor igualdad de oportunidades, de una ciudadanía europea, de un plan de futuro común.
La UE es el reconocimiento de esa identidad europea hija del derecho romano, de la política y filosofía griegas, de las guerras de religiones, de múltiples corrientes de pensamiento; pero, sobre todo, es la respuesta a los destrozos de la guerra, al individualismo de los nacionalismos, al comunismo, a los totalitarismos.
Nadie niega que la UE tiene mucho que mejorar, pero ello no implica que se haya de desistir en un proyecto que siempre se basó en valores como la igualdad, la solidaridad, la paz, la democracia y la sostenibilidad.
ANA MAÑÁ BLANCO
Madrid