Europa promueve los edificios nuevos de consumo casi cero para el año 2020
La normativa europea obliga a que todos los edificios de nueva construcción tengan consumos mínimos de energía antes del año 2020 y a que esta proceda de fuentes renovables. La norma se avanza hasta 2018 para todos los edificios públicos de nueva construc
Los edificios representan cerca del 40% del consumo final de energía, por lo que la Unión Europea ha puesto especial énfasis en su reducción para la consecución de los objetivos de 2020. Y, en este sentido, la normativa más importante es la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios, aprobada en mayo de 2010, que establece como uno de los objetivos que, antes del 31 de diciembre de 2020, todos los edificios nuevos deben tener un consumo de energía casi nulo o muy bajo. Además, la poca energía que utilicen estos edificios deberá proceder de fuentes de energía renovables. Este objetivo se avanza al 31 de diciembre de 2018 para los edificios nuevos de propiedad pública. La misma directiva dispone, además, que los Estados miembros de la UE fomenten la adaptación del parque inmobiliario existente a unos niveles de consumo de energía casi nulo. Sin embargo, a pesar de las normas europeas, en el último informe de la UE se constata que los avances se han producido con lentitud, y se insta a los países a acelerarlos para cumplir los objetivos marcados.
La ley española todavía no tiene una definición de edificios de consumo de energía casi nulo (ECCN), aunque se han definido y se utilizan las regulaciones que implican los certificados de eficiencia energética. La norma ya obliga a que los edificios públicos alcancen una clasificación energética del tipo A –la máxima–, pero no se dice nada sobre la renovación de los edificios existentes.
Objetivos de España
La hoja de ruta hacia los edificios de energía casi nula, del consorcio internacional Entranze, que apoya la formulación de políticas que logren una implementación rápida y significativa de los edificios de energía casi nula (EECN), apunta como principal recomendación la necesidad de unos objetivos claros hasta el año 2050 para la eficiencia energética de los edificios existentes, porque hasta ahora solo unos pocos países los han adoptado, y destaca la importancia de fortalecer las medidas de regulación.
En el caso de España, considera que las actuales políticas relacionadas con la eficiencia energética de los edificios implicarán un ahorro de energía –en calefacción y agua caliente– de entre el 2% y el 4% en 2020, en comparación con 2008, aunque reconoce que las normativas implantadas deben ser mejoradas y reforzadas, a la vez que se precisarán “instrumentos nuevos e innovadores”.
Desde este consorcio internacional consideran que en España es necesaria una “transformación del mercado para asegurar unos requisitos de calidad en la implementación de medidas de eficiencia energética”.