La Vanguardia (Català)

Smart cities, cuando el ciudadano es protagonis­ta

El uso de nue vos sistema s de informació n y gestió n pa ramejo rar la sani d ad y la mo vil ida den lasciu dades, la ut ili z a ció n de en erg í as l impia s y una a pues ta firme por las nueva s tec no lo g í as, marca n el futur o de lasciu dades

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La ciudad inteligent­e cambia el modelo de relaciones existentes. Desde el punto de vista económico, da paso a la economía colaborati­va; en términos sociales, permite nuevas formas de participac­ión ciudadana, y, en el ámbito municipal, facilita la adopción de políticas urbanas más ágiles y transparen­tes

Ciudad inteligent­e es aquella que utiliza la tecnología para prestar los servicios urbanos de forma más eficiente y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”. Esa es la definición de ciudad inteligent­e del

informe Smart cities. La transforma­ción digital de las ciudades, del Centro de Innovación del Sector Público de PwC e IE Business School, en colaboraci­ón con Telefónica. Según sus expertos, en el futuro, los planes de las ciudades deberán centrarse en atender las prioridade­s de los ciudadanos y, especialme­nte, ser muy eficientes en los ámbitos de la sanidad y la salud, el medioambie­nte y la educación. Son ejemplos de ello ciudades como Tokio, Sidney y Nueva York, porque “adaptan, tratando de reforzar sus ventajas competitiv­as en la arena urbana global, centros dotados de innovación social, núcleos de creación científica, espacios sostenible­s y habitables o

hubs dotados de una movilidad fluida”, señalan los responsabl­es del informe.

HOJA DE RUTA

Este texto señala una hoja de ruta para todas las ciudades que quieran ser inteligent­es y sostenible­s y marca cuatro fases comunes para todas: vertical, horizontal, conectada e inteligent­e. En el primer caso, se trataría de desarrolla­r una plataforma de gestión transversa­l que conectara los diferentes servicios, mientras que, cuando los expertos se refieren a ‘conectada’, hablan de compartir informació­n. En el caso de ‘inteligent­e’, se trataría de “gestionar la ciudad de forma avanzada, predictiva y en tiempo real y ofrecer informació­n y servicios de alto valor añadido a los ciudadanos y a las empresas”. Y en eso propuestas recientes, como el Big Data, tienen mucho que aportar. Y es que, si todos estamos conectados a la red –el número de usuarios de internet en el mundo alcanzó los 3.000 millones en 2014-, ¿por qué no aprovechar­lo para reunir los datos que cada uno de nosotros generamos, para analizarlo­s y ofrecer nuevos servicios mucho más adecuados y personaliz­ados a cada uno de nosotros?

Según los mismos expertos, hay cuatro elementos comunes en las

smart cities y son: una visión holística global, un medio para mejorar la calidad de vida, la tecnología como factor disruptivo y un nuevo modelo de relaciones. Por ejemplo, la ciudad inteligent­e debe aplicar la inteligenc­ia en todos los ámbitos; para ella, ser smart no debe ser un fin sino que tiene que servir para ofrecer mejores servicios públicos y calidad de vida a los ciudadanos; y tiene que utilizar la tecnología para capturar, analizar y compartir todos los datos. Además, la ciudad inteligent­e “cambia el modelo de relaciones existentes. Desde el punto de vista económico, da paso a la economía colaborati­va; en términos sociales, permite nuevas formas de participac­ión ciudadana y, en el ámbito municipal, facilita la adopción de políticas urbanas más ágiles y transparen­tes”, explica el informe del Centro de Innovación del Sector Público de PwC e IE Business School.

Ellos mismos apuntan las claves del futuro que pasan, por ejemplo, por la preservaci­ón del medio ambiente con el impulso de energías renovables, los sistemas de medición inteligent­e de energía y agua, la monitoriza­ción del control de la contaminac­ión… Pero también es cierto que uno de

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