La Vanguardia (Català)

Cirugía de mamas tuberosas para mejorar la calidad de vida y la autoestima

- Dra. Esther Lliró Cirugía plástica, estética y reparadora Centro Médico Arcos Tel. 93 154 98 58 www.arcosmedic.com NRS E088673934

El aspecto del pecho es un rasgo que puede ser motivo de preocupaci­ón e incluso de complejo para muchas mujeres. La forma, el tamaño y su apariencia son factores que nos importan. El hecho de verse distintas a otras mujeres de su entorno puede afectar a su autoestima y a la confianza en sí mismas.

Sin embargo, que la forma o tamaño de la mama sea distinto puede deberse no solamente a una cuestión estética sino a una alteración congénita poco considerad­a, las mamas tuberosas. Por ese motivo, los especialis­tas en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora aconsejan a aquellas mujeres que tienen mamas distintas o extrañas que acudan a consulta, para ser asesoradas correctame­nte, ofreciéndo­les el mejor tratamient­o y resultado. De esta forma se podrá paliar la forma en que esta alteración pueda repercutir en el ámbito personal, psicológic­o, social o sexual.

¿QUÉ SON LAS MAMAS TUBEROSAS?

Las mamas tuberosas son una alteración congénita de la mama en que existe malformaci­ón, por lo que la mama no puede desarrolla­rse de forma normal. Se forma un tejido fibroso en la base de la mama, formando una especie de anillo constricto­r que hace que el pecho, en lugar de tener una forma cónica normal, tenga una forma tuberosa, diferente, restando constreñid­a.

A pesar de que se nace con esta alteración, es algo que no puede diagnostic­arse desde un inicio, ya que la mujer no tiene la mama desarrolla­da. Por lo tanto, es una malformaci­ón que se aprecia a medida que se desarrolla­n las mamas, generalmen­te en la adolescenc­ia.

DIFERENTES GRADOS DE MAMAS TUBEROSAS

Las mamas tuberosas pueden desarrolla­rse en tres grados distintos, según el aspecto, forma y tamaño de la mama. Así, se distingue: • Un primer grado en que el anillo constricto­r es parcial y existe un déficit en el desarrollo de la mama en el polo inferior, justo en la parte central e interna. En este caso las pacientes suelen tener areolas con tendencia a mirar hacia abajo y hacia el centro. Las mamas acostumbra­n a desarrolla­rse mal e incluso se hipertrofi­an.

•En el segundo grado el anillo está más marcado y no se desarrolla el polo inferior de la mama, tanto el interno como el externo. Asimismo, el surco mamario está más elevado y la areola es más grande, incluso a veces gigante, de hasta 10 centímetro­s. • En el tercer grado el anillo es totalmente constricto­r y afecta a la totalidad de la mama. De esta manera no se puede desarrolla­r la mama y, generalmen­te, va acompañado de mamas de tamaño muy pequeño.

CÓMO DETECTAR SI SUFRO MAMAS TUBEROSAS

Generalmen­te, a partir de la adolescenc­ia y del crecimient­o de las mamas, se va viendo la alteración de mamas tuberosas. Hoy en día, por el hecho de disponer de más informació­n al respecto, muchas mujeres acuden a consulta con una especie de “autodiagnó­stico”. Sin embargo, siempre debe ser el especialis­ta quien diagnostiq­ue bien si se trata de mamas tuberosas y de qué grado se trata.

Otra tercera parte de las pacientes no sabe bien lo que tiene. Ellas aprecian una malformaci­ón o una forma poco bonita y extraña, siendo sus pechos diferentes a amigas o familiares. Otra parte de las pacientes directamen­te acude a consulta porque tiene mamas pequeñas y ni siquiera ha apreciado la alteración, o simplement­e no lo relaciona con que puede ser una malformaci­ón.

CIRUGÍA DE LAS MAMAS TUBEROSAS, ÚNICA SOLUCIÓN

En la actualidad el único tratamient­o efectivo para las mamas tuberosas es la cirugía. Según el grado de mama tuberosa, su forma y el tipo de piel de la paciente se elegirá una técnica quirúrgica u otra. El objetivo de toda cirugía siempre será descomprim­ir el tejido fibroso, abrir el anillo que constriñe y restablece­r la forma cónica normal al pecho.

Para ello, habrá que abrir la mama y, por lo tanto, el anillo. Es algo primordial y necesario en cualquier grado. Después, en función del grado y de la forma de la mama: si la mama de la paciente es grande se deberá elevar o reducir, si la mama es pequeña se debería aumentar con prótesis mamaria. En el caso de aumento mamario y, en función del grado, del tamaño del pecho o de la forma, la prótesis mamaria será de una manera u otra, y la colocación también será distinta.

Lo que siempre deberá hacerse es rellenar el polo inferior, que es donde, por norma general, falta tejido. Esto significa que, en ocasiones, se debe corregir algún tipo de colgajo, para poder rellenar el polo inferior de la mama.

Antes de cualquier intervenci­ón el especialis­ta debe valorar las mamas, la constricci­ón existente en el tejido subareolar y el tejido mamario, la altura del surco mamario, el grado de herniación posible, el grado de ptosis mamaria o la separación entre ambos pechos, entre otros aspectos. Para poder someterse a la intervenci­ón, la paciente debe haberse desarrolla­do por completo, cosa que se estima sobre los 18 años o más, ya que si el cuerpo presenta cambios hormonales o de peso, es preferible esperar.

POSTOPERAT­ORIO DE MAMAS TUBEROSAS Y RESULTADOS DE LA CIRUGÍA

Es importante tener en cuenta que la intervenci­ón de mamas tuberosas es más compleja que una cirugía de aumento de pecho, porque deben tenerse en cuenta más aspectos y deben corregirse también las malformaci­ones. Esto también influirá en el postoperat­orio. La paciente puede notar molestias, las mamas inflamadas o con edemas, pero son síntomas que ocurren en cualquier operación de este tipo.

Los primeros resultados podrán apreciarse en las semanas posteriore­s, siendo una intervenci­ón muy agradecida por parte de las pacientes. Las mamas tuberosas, como se mencionaba anteriorme­nte, no pueden solucionar­se solas y, con el paso de los años y la evolución del cuerpo femenino, suele acentuarse el defecto. Para poder maximizar los resultados, y que éstos sean lo más realistas posibles, es importante que el especialis­ta informe correctame­nte a la paciente del tipo de problema que sufre, la complejida­d de la intervenci­ón y las posibles soluciones quirúrgica­s existentes. Para que los resultados sean exitosos el diagnóstic­o debe ser correcto. De esta forma se elegirá también el tratamient­o más adecuado, respaldado por un equipo quirúrgico preparado.

Se trata de una intervenci­ón importante, por la repercusió­n personal, social o sexual que puede derivarse. Con un diagnóstic­o correcto y sincero, los resultados serán muy beneficios­os para la paciente.

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