La Catalunya de todos
Estoy de acuerdo con la mayor parta del artículo de Alfredo Pastor “Silencio no es salud” (Opinión, 11/XI/2018). Sin embargo, se debe reconocer que los catalanes estamos sufriendo una dejadez del Estado.
Dice que el Estado debe recuperar su presencia en Catalunya. No hace falta su presencia, lo que hace falta es ser atendidos.
Los catalanes, todos, estamos sufriendo desde hace muchos años un abandono del Estado. Inversiones en infraestructuras previstas, incumplidas. No se han realizado ni tan sólo diez kilómetros de carreteras nacionales en los últimos años. Más de diez leyes de impacto social que beneficiarían a muchos, bloqueadas por el Constitucional. Casi diariamente, incidencias en los trenes de cercanías debido a una red insuficiente y no renovada, con trenes de desecho, que han llegado de la Comunidad de Madrid. Se destinan a Sanidad sólo 1.100 euros por habitante, cuando el promedio de España son 1.200 euros, y así un largo etcétera.
Por desgracia, PP y Cs, en lugar de proponer soluciones, también para los no independistas, que sufren igual los incumplimientos del Estado, como indica Alfredo Pastor, sólo trabajan por construir una trinchera o yo diría una muralla, tratando de dividirnos. Argumentan que no hay que negociar, cuando la razón de ser de todo político es la negociación y saber llegar a acuerdos. Catalunya es un país de acogida y no pretende ninguna separación, aunque en toda democracia debemos aceptar, guste o no, que la mayoría durante su mandato es quien ostenta el poder.
MARGARITA SALES CSONKA
Barcelona