El agua, una cuestión caudal

A ver si somos capaces, ayudados por la conciencia, de reflexionar en cuanto al uso y preservación que debemos dar al agua, y así evitar situaciones preocupantes que padecemos continuamente.

Como prueba deberíamos hacer examen de lo acontecido en España: hoy llueve a raudales y después, cuatro meses de sequía, que sólo se mitiga cuando nos acompaña alguna que otra débil llovizna. Los medios de comunicación estos días sólo se han hecho eco de que una parte de la gran meseta se está desertizando, pero no parece importarle a nadie, no debe de estar en el programa político. Nadie propone un análisis exhaustivo del problema. Si hoy llueve poco, mañana lloverá menos y así sucesivamente.

Si hacemos balance de lo acontecido, habremos de observar principalmente dos cosas: que no teníamos conciencia, nadie, ni el ciudadano ni nuestros políticos, de la gravedad de la situación y que mientras unos se dedican a parchear los problemas, otros sólo los critican, y así, evidentemente, no vamos a solucionar nada.

Los que tienen el poder deberían apoyarse en los que saben, en los técnicos, y atendiendo a su opinión, obrar en consecuencia. Que a nadie se le olvide que la próxima sequía será más larga y quizás menos llevadera. Por lo tanto, deben prepararse y no dejarlo todo al azar.

Tampoco estaría de más un seguimiento exhaustivo y regular de los cauces de los ríos, vertidos ilegales, consumo desproporcionado y, sobre todo en las cuencas bajas, controlar el grado de contaminación.

No hagamos inventos, que el agua es la principal fuente de vida.