Hacer negocio yanoes suficiente para la nueva generación
Aumentan los emprendedores para quienes la sostenibilidad es una de las patas fundamentales de su proyecto, como la app Too good To Go o la ‘start-up’ valenciana Closca
Existe una nueva generación de empren- dedores para los que ganar dinero ya no es el único objetivo. Buscan o crean proyectos que van más allá de un producto o una aplicación para móviles atractiva e innovadora, y deciden además crear movimientos para alertar de algunos de los problemas más acuciantes a los que nos enfrentamos como civilización. Por ejemplo, cada segundo, se tiran en el mundo más de 50 toneladas de comida apta para el consumo. Solo en España 7,7 millones de toneladas de alimentos acaban cada año en la basura, lo que nos convierte en el séptimo país de la Unión Europea que más despilfarra, según la FAO. Bajo el lema #Lacomidanosetira, Too Good To Go es un movimiento que se ha materializado en una app móvil que permite a restaurantes, hoteles, supermercados, panaderías, fruterías, etc., vender el excedente de comida diario y los usuarios pueden salvar packs con esa comida de calidad a precio reducido.
La idea surgió en Dinamarca en 2016, cuando crearon esta plataforma móvil que, a día de hoy, está presente en doce países europeos, cuenta con más de 13 millones de usuarios y más de 27.000 establecimientos asociados, y ha permitido salvar ya más de 20 millones de packs de comida. Too Good To Go aterrizó en España en septiembre de 2018 y ya está presente en 14 ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Bilbao, Salamanca, Valencia, Sevilla yMálaga, entre otras. “La acogida está siendo muy buena. Ya hemos superado los 500.000 usuarios, 1.600 establecimientos adheridos y más de 250.000 packs salvados. En 2019 ampliaremos nuestra presencia al resto de principales ciudades españolas”, explica Oriol Reull, director de Too Good To Go en España. Además, para celebrar su primer aniversario en el país, han impulsado un nuevo proyecto para concienciar, educar y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de combatir el desperdicio de comida para cuidar el planeta. Se trata de la campaña #SoyWasteWarrior, que llama a la unión de todos los Waste Warriors para ganar la batalla al despilfarro. La compañía ha creado en su web el mayor hub especializado en desperdicio de alimentos que reúne todos los datos y estudios sobre el problema y sus consecuencias medioambientales. Too Good To Go también ha creado un programa de concienciación para inspirar, empoderar e impactar de manera real en la sociedad con cuatro ámbitos de actuación: hogares, negocios, educación y política.
GANAN TODOS
Reull asegura que el éxito de su proyecto es que “hemos tenido muy buena acogida por las dos partes. Too good To Go es un marketplace de comida que está en perfecto estado pero que acabaría en la basura. Por parte del usuario, es una oferta atractiva que va alineada con lo que piensa la gente joven de no tirar la comida. Tiene coherencia con lo que ocurre en el planeta a nivel de sostenibilidad. Debemos reflexionar sobre cómo actuamos con lo que comemos, hacia dónde va el planeta y lo que provoca tirar comida”, explica Reull. “Para un establecimiento, también es un concepto atractivo porque puede dar una nueva vida a la comida que tiraba y de la que no obtenía ningún beneficio. A nadie le gusta tirar la comida que ha elaborado con tanto mimo. Too Good To Go es una solución muy fácil, rentabiliza el excedente. El establecimiento se da a conocer a un cliente nuevo y está dentro del movimiento de sostenibilidad”, afirma.
El perfil medio del usuario de esta app es una mujer de 25 a 40 años que usa las redes sociales y que recoge su pack cerca de casa y del trabajo. Y a pesar de que crece el número de personas que utilizan la aplicación, la sociedad todavía no está concienciada del problema del derroche de comida, según Reull, que reconoce un cambio, “pero que aún es muy tímido”. Por este motivo, “nos gusta decir que Too Good To Go es más que una app móvil, llevamos a cabo actividades educativas y otras relacionadas con el despilfarro de alimentos”, concluye Reull.
DESDE VALENCIA
Otro ejemplo es la valenciana Closca, fundada en 2013 por Carlos Ferrando, un ingeniero exalumno de la Universitat Politècnica de València y que inició su trayectoria creando cascos plegables para bicicletas. De los cascos han pasado a las botellas inteligentes y a una idea mucho más ambiciosa: promover un futuro más sostenible. “Estamos consiguiendo crear un movimiento para cambiar los comportamientos de la gente a través de la marca Closca”, explica Ferrando, seleccionado por Richard Branson, fundador de Virgin, como uno de los 50 Líderes excepcionales.
Por este motivo, ahora han lanzado una nueva colección de botellas inteligentes, conectadas a una app, gracias a un chip NFC en su tapón inferior que localiza en una app más de 200.000 puntos -20.000 en toda España- donde es posible rellenarlas de agua potable de forma gratuita. El dispositivo también mide el impacto del usuario y le da recompensas por no generar residuos.
Más de un millón de botellas de plástico se consumen al minuto en el mundo, según un informe de Euromonitor International. Y de ese
millón, solo a un 9% de estos recipientes se les da más de un uso. Una situación que, de seguir así, se podría convertir, según la ONU, en una potencial alarma sanitaria en menos de tres años.
“Creamos el casco para ayudar en la nueva movilidad, sin ruido y humo, y ahora hemos lanzado la Closca Bottle. Pero no nos conformamos con eso, queremos transformar un objeto para almacenar agua en un mensaje”, explica el fundador de la start-up. “A quienes no necesitan consumir agua embotellada, nosotros se lo agradecemos con un icono que puede inspirar a otras personas. Porque lo que hemos hecho con la botella de agua, es sacarla de un lugar donde no tiene visibilidad y mostrarla”.
“La gente usa las botellas de plástico y las
tira sin saber que el 91% no llega a reciclarse y muchas acaban en el Mediterráneo, uno de los mares con más plástico del mundo”, recuerda Ferrando que ha aprovechado el lanzamiento de los cuatro modelos de sus botellas para activar la campaña Consciousness, con la que quiere dar visibilidad al estado de muchos de los iconos de la naturaleza en riesgo de desaparecer.
“Es más que una campaña, me gusta buscar la psicología de las palabras y esta es una de las más relevantes del momento que vivimos, concienciación, conocimiento y acción. Ayudar a compartir un conocimiento entre mucha gente”, explica el ingeniero. Y en este sentido, “deberíamos inspirar a las grandes corporaciones que solo piensan en el beneficio. En nuestro equipo somos 24 personas, y estamos convencidos de que hacer negocio no es suficiente, porque apostamos por un futuro mejor. Nuestro objetivo es que este mensaje llegue a la gente, que tiene capacidad de crear, inspirar y colaborar”, añade Ferrando.