Cambios radicales

Desde hace más de cuarenta años paso los veranos en Roda de Berà. Recuerdo que durante la primera década disfrutábamos, por la noche, de buenos ratos de charla y lectura en el porche de la casa. Los mosquitos no existían. Hoy, nos acribillan a todas horas.

Lo que sí había, hasta hace bien poco, eran hormigas que lo invadían todo. Nada podías dejar en la cocina sin que fuera arrasado. Pero, de repente, en los últimos estíos, ya no existen. Han desaparecido, incluso del jardín.

También recuerdo escuchar, al atardecer y de madrugada, el agradable canto de los mirlos. Pero este año observo con tristeza el más absoluto silencio. Nada se oye. Lo único que persiste son los dichosos mosquitos que, salvo a Max, mi nieto de 18 meses, a nadie respetan. Será que le tienen miedo, por simpático y tremendo.

¿Alguien tiene una explicación para tan radicales cambios?

Josep Pagès Martí

Barcelona