Nuestras costumbres nos están matando
Nos preguntamos por qué en España no se controla bien la epidemia, al contrario de otros países con clima y costumbres similares. Se buscan culpables. Pero al pasearse por cualquier pueblo o ciudad del país, una mirada técnica descubre lo evidente. Lo que ha caracterizado el país como señal orgullosamente identitaria nos pasa ahora factura: las tapas, compartir platos y los horarios ilimitados en el ocio nocturno.
¿Quién no ha compartido una tapa o unos entrantes, que cada comensal se sirve con su tenedor desde el mismo plato que los demás? ¿Es consciente la población de que en estos platos compartidos participan los dedos y las secreciones salivares y que, además, esas manos y esos dedos tocan la mascarilla con frecuencia para ajustarla? Es muy simple ver que aquí tenemos un problema que hay que atajarlo con urgencia con la formación adecuada.
En algunos bares o discotecas y en fiestas mayores los horarios pueden alargarse hasta altas horas de la madrugada. ¿Me puede decir alguien si a esas altas horas uno se acuerda de mantener las distancias, de la mascarilla y de ponerse solución alcohólica antes de las risueñas despedidas?
Imagínense un Covid asintomático participando en cualquiera de estas situaciones y podrán predecir lo que les puede pasar a sus acompañantes al cabo de unos días.
Hay ahora, además, la costumbre de no poner manteles en las mesas. Si observan, verán un camarero con un trapo (impregnado, esperemos, con lejía o desinfectante) que lo va pasando de una mesa a otra antes de que se siente el siguiente comensal. ¿Se imaginan el virus transitando de mesa en mesa y del tenedor a la boca del comensal? No es complicado. Si se conocen las vías de transmisión del virus, es realmente espeluznante. Lo mejor es quedarse en casa. Pero seamos realistas: ¿se ha formado a los pequeños establecimientos sobre estos detalles?
Pongámonos las pilas, pues estas pequeñas costumbres, de las que estamos tan orgullosos y que compartimos en todo el territorio, nos están básicamente matando.
Carme Balañá
Coordinadora de Investigació d’Oncologia Mèdica del Institut Català d’Oncologia Badalona