La Vanguardia (Català)

LA PALMA VIDA TRAS, EL AOLCÁN

La mayor erupción que se recuerde no pudo con la “isla bonita”. Este verano podemos volver a disfrutar de su impresiona­nte naturaleza, así como de su oferta gastronómi­ca, cultural y de aventura

- Texto: Enric Ros

Dentro de unos tres meses, aproximada­mente, se cumplirá un año de la erupción volcánica de La Palma. Superados esos complicado­s momentos, la isla ha recobrado buena parte de su dinamismo anterior. Evidenteme­nte, la erupción más larga de la historia de la isla, que ha sido además la más destructiv­a de Europa en el último siglo, ha tenido un fuerte impacto. No solo ha modificado el paisaje y ha arrasado más de un millar de casas, sino que también ha golpeado la economía. Por eso, es más importante que nunca que los viajeros puedan contribuir a superar este difícil periodo, visitando uno de los lugares más bellos de la geografía española.

En este año, La Palma celebra no solo su renacimien­to tras el azote del Cumbre Vieja, sino también el vigésimo aniversari­o de su nombramien­to como Reserva Mundial de la Biosfera. La llegada del verano es un momento ideal para reencontra­rse con los impresiona­ntes paisajes y disfrutar de su cultura y gastronomí­a.

ENTRE ÁRBOLES FRONDOSOS

Sin duda, el Bosque de los Tilos es una visita obligada. Para llegar a él, hay que emprender una revitaliza­dora caminata que nos llevará hasta el Barranco del Agua, en el Parque Natural de las Nieves, al norte de la isla. Allí encontrare­mos la mayor representa­ción en todo el archipiéla­go canario de los bosques húmedos de laurisilva, caracteriz­ados por sus árboles de gran altura y su espesa vegetación que se remontan a la época terciaria. Contemplar los rotundos ejemplares de tilos, laureles, madroños, fayas o brezos que allí se dan, y divisar aunque sea fugazmente una paloma de la variedad turqué o rabiche, proporcion­a una sensación placentera de inmersión en plena naturaleza. El silencio tiene un efecto reparador en los senderos que conducen al interior del bosque o a los nacientes de Marcos y Cordero. En el segundo recorrido, hay que cruzar hasta trece túneles, contando con la ayuda imprescind­ible de una linterna, que finalmente llevan al naciente del agua que se desploma creando un chorro espectacul­ar.

Los amantes de las buenas vistas no pueden dejar de acudir al famosísimo Parque Nacional de Caldera de Taburiente. Ubicado en el centro de la isla, adopta la forma de una hendidura de 8 quilómetro­s de diámetro y hasta 1,5 de profundida­d, recubierta de bosques de pino canario y atravesada por numerosos barrancos.

Al norte, se halla el Observator­io Astrofísic­o del Roque de los Muchachos, situado a casi 2.400 metros de altitud y dotado con el telescopio óptico más grande del mundo, el Grantecan. El reciente Centro de Visitantes e Interpreta­ción ofrece tres salas de exposicion­es dedicadas a la observació­n astronómic­a en la isla y la divulgació­n de cuanto sabemos hoy sobre el universo.

Si nos alejamos de la zona de la costa y nos

LA ISLA CANARIA ES UN LUGAR PERFECTO PARA DESCUBRIR PAISAJES IMPRESIONA­NTES

adentramos en el interior del parque, toparemos con la llamada Playa de Taburiente, formada por mantos de callaos y grava redondeada que delimita un arroyo. Otro de los lugares imprescind­ibles es la Cascada de Colores situada en el Barranco de las Angustias; un bello salto de agua semiescond­ido de unos 6 metros de alto que se nos aparece “pintado” de forma natural con tonalidade­s verdosas, amarillent­as y anaranjada­s; los últimos dos colores son causados, al parecer, por el hierro disuelto en las aguas, mientras que el verde lo aportan las algas y el musgo que crecen alrededor.

LA ISLA DE LA AVENTURA

Los devotos del deporte de aventura harán bien en acercarse al municipio de Puntagorda, en el noroeste de la isla. Allí hay instalada una tirolina de 600 metros de longitud que sobrevuela el barranco de Izcagua. En esa misma población, se celebra el Mercadillo del agricultor, en el que es posible encontrar productos de la zona naturales y artesanos, como frutas, verduras, carnes, quesos, repostería tradiciona­l, tartas o mojos.

La isla ofrece muchas más experienci­as. En el puerto de Tazacorte, en la costa occidental, organizan excursione­s marítimas que permiten avistar cetáceos, tortugas y peces. El litoral de Fuencalien­te es ideal para la práctica del piragüismo. Además, existen diversas zonas aptas para las actividade­s de buceo y también es posible descender a las profundida­des de la isla y contemplar las formacione­s interiores como los tubos volcánicos.

DE LA PAPAS ARRUGADAS AL BIENMESABE

La gastronomí­a es, desde luego, otro motivo para acudir a la isla de La Palma. Después de las caminatas por bosques y caminos, se impone sentarse en alguna terraza para disfrutar de unos chicharron­es, de un queso asado o unas costillas acompañada­s de las imprescind­ibles papas arrugadas con mojo rojo o verde. Y por supuesto no hay que renunciar a probar pescados como el patudo (nombre que recibe el atún rojo) o el alfonsiño a la plancha. Los que quieran conocer más sobre los productos de la isla, pueden visitar el Museo del Plátano, el Museo del Gofio o la Casa del Vino.

Algunos nombres de postres avivan la curiosidad, como el Bienmesabe, una pasta dulce elaborada a base de almendras, o el Príncipe Alberto, cuyo sabor recuerda la mousse de chocolate e incluso el tiramisú, y que al parecer debe su nombre a su autora, la pastelera Matilde Arroyo Felipe, que lo creó cuando el heredero de los Grimaldi se hallaba en la isla. Preguntada por el hombre, ella aseguró que lo bautizó así porque estaba tan “bueno” como el hijo de Grace Kelly.

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FOTO: ISTOCK Caminata en la cima del volcán de Caldera de Taburiente
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FOTO: ISTOCK Papas arrugás con mojo rojo y verde

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