De un día para otro

Como ciudadana, con ánimo de ser escuchada y deseos de que muchos otros hablen, querría decir que no quiero tener ni hijos, ni nietos, ni cualquier familiar que de un día para otro me diga: “Mañana seré trans”. O es más, en mi caso ni me lo dirían. ¿Se dan cuenta acaso de esta aberración cuando hablamos de adolescentes que se rigen por las emociones, que de un día para otro cambian de opinión, que buscan refugio en otros compañeros sin conocer bien sus propios afectos? Pido encarecidamente que no pongan en riesgo sus futuros. Lo digo con conocimiento de causa: los psiquiátricos están cada vez más llenos de chavales trans que, una vez cambiados de sexo, ponen en duda esa identidad. Y también de otros que dudan porque sus compañeros también lo hacen. ¿Cómo unos políticos se autoconvierten en regidores del sexo de los españoles? Elena Boza Osuna Zaragoza