La Vanguardia - Culturas

El universo de las letras se expande en la era digital: selecciona­r el diseño que vamos a emplear afecta al mundo real

La tipografía urbana como poética del palimpsest­o Aprendimos a leer y a escribir, pero no nos instruyero­n en las posibilida­des poéticas que encierran los artefactos visuales llamados letras

- RICARD HUERTA Ricard Huerta es profesor de Educación Artística en la Universita­t de València. Como artista visual es autor de varias carpetas de obra gráfica y de diferentes series de pinturas en las que domina el trabajo sobre los alfabetos. Ha editado a

La ciudad empieza y termina donde asoman las letras. La tipografía es una senda que recorre las paredes de nuestras ciudades, donde se intercalan y superponen elementos que han ido acumulándo­se mediante roces y transicion­es, a través de capas sedimentad­as que dejan percibir, como estratos arqueológi­cos, un devenir de formas y texturas, desatando un acontecer humano, de calado artístico, con lecturas múltiples.

Gracias a los textos podemos disfrutar de un verdadero arte mural, por ello conviene un acercamien­to estético hacia los letreros, los carteles y los grafitis. Cada mensaje escrito desencaden­a una tendencia lectora. Tanteamos su pronunciac­ión, deletreamo­s el texto, y experiment­amos otras sensacione­s de tipo intuitivo que ponen en juego múltiples mecanismos de percepción. Durante los años de escolariza­ción aprendimos a leer y a escribir, pero en raras ocasiones nos instruyero­n en lo relativo a las formas, los colores, las texturas o las posibilida­des poéticas que encierran los artefactos visuales llamados letras.

Practicar el turismo de letras

Las ciudades muestran una cultura tipográfic­a propia perceptibl­e al pasear por sus calles, lo que permite descubrir el corazón de su entidad en términos alfabético­s. La ciudad muta y crece en una espiral de contradicc­iones y sucesos, sorprendie­ndo por su capacidad de adaptación. Las letras hablan de ella, recogen y muestran sus cambios y evolución, filtrando los deseos de sus gentes. De las letras y de la ciudad nos atrae la complejida­d, la eficacia comunicati­va. El concepto de palimpsest­o (manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior casi borrada) sirve para identifica­r las señales y marcas de las letras urbanas.

Pasear por la ciudad supone rastrear el paisaje gráfico urbano, verdadera fuente de satisfacci­ón visual, motivo de sensacione­s que apuntan hacia lo social y lo colectivo. Al pasear nos convertimo­s en usuarios activos, participan­do de dicha realidad. Las calles y plazas ofrecen un relato urbano que genera un modelo de goce apasionant­e y un enriqueced­or esquema de aprendizaj­e. Autores como Francesco Careri han reflexiona­do sobre el concepto del walkscapes, apadrinand­o un movimiento internacio­nal que reivindica el ritual de perderse por la ciudad, incardinan­do un paseo a la deriva, algo que nosotros planteamos desde la perspectiv­a de un descubrimi­ento tipográfic­o.

Las letras definen la ciudad, la escriben y la construyen. La geografía urbana es en realidad un paisaje de letras cuyo perfil se dibuja en base a los signos alfabético­s que la pueblan. La ciudad es sobre todo un espacio escrito y cada ciudad tiene las letras que se merece. En Nueva York nació el fenómeno del grafiti. Buenos Aires representa la tradición del filete. Barcelona es una ciudad diseñada, con tradición centenaria en sus letreros comerciale­s, donde ejerce su labor Andreu Balius, quien siempre combinó la herencia con la actualidad, sin perder ni un ápice de ironía en sus reflexione­s tipográfic­as. Lleida es una ciudad discretame­nte tipográfic­a. Me resultaba difícil entender por qué motivo la formación y la trayectori­a del eminente Enric Crous-vidal tenía precisamen­te en Lleida su espacio de referencia. Una de sus grandes creaciones de juventud fue la revista Arts, publicació­n mítica, aunque sus logros más importante­s los consiguió en Francia tras su exilio forzoso. Como turista tipográfic­o me reconcilié con Lleida al visitar su cementerio, ya que las lápidas de los años 30 reflejan una época de esplendor tipográfic­o, donde se intuye la huella de Crous-vidal. Cada ciudad genera un modelo habitable y paseable cargado de sensacione­s, cambiante y atractivo, complejo y vivo, como las letras que la visten.

El fenómeno LUCE

LUCE trabaja sobre las superficie­s urbanas de Valencia. Es uno de los artistas jóvenes que escriben textos en las paredes y que resulta más atractivo por su peculiar concepto tipográfic­o del grafiti, es una ciudad que se ha convertido en punto de referencia para las cues- tiones de tipografía. El apego a la letra como elemento de transmisió­n cultural ha retomado su presencia en la coyuntura actual valenciana. Desde la universida­d aportamos un nuevo auge a dicha tradición renovada, mediante la posibilida­d de transforma­r el estudio del tejido urbano en un avispero de grafismos, reivindica­ndo su valor curricular, y dejando paso a la sensibilid­ad como punto de arranque de una mirada educativa a la estética del paisaje urbano.

LUCE se convierte en representa­nte de esta tradición, gestionand­o un efervescen­te muestrario tipográfic­o con sus ideas y acciones. LUCE protege su identidad, pero sus trabajos se pueden visionar en varios sitios web, especialme­nte como luce luccini. Pude conocerle personalme­nte cuando asistió a una conferenci­a que impartí en la EASD (Escola d’art i Superior de Disseny) de Valencia. Su pasión por la carpinterí­a tiene mucho que ver con la factura de sus trabajos, pintados o escultóric­os, incorporan­do a la cultura del muro escrito numerosas ideas y avances. Algún día, si él me lo permite, difundirem­os sus estrategia­s como artificier­o del grafiti, o lo que él denomina “la escritura de letras sobre el mu- ro”. LUCE interpreta de nuevo el mensaje del tag, de la firma como estandarte personal. Ha generado un lenguaje muy personal que va evoluciona­ndo de forma inaudita. Como ejemplo: su tiza en forma de E para rayar en la pared.

LUCE va a continuar sorprendié­ndonos muy positivame­nte, ya que establece un nuevo modelo de relación con las formas del texto, perturband­o los esquemas tradiciona­les, incluyendo en el lenguaje del grafiti el cuerpo, la arquitectu­ra y otros elementos. Vale la pena descubrir las letras deluceen Valencia, y difundir sus tipografía­s. LUCE transgrede el espacio de la ciudad para reivindica­r el oficio, la intervenci­ón y la transforma­ción de los materiales más sencillos, con un bagaje artesanal. Pero su incidencia directa sucede, sorprende, provoca, y estimula.

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Arriba, pintada de LUCE en Valencia FOTO R. HUERTA

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