El universo de las letras se expande en la era digital: seleccionar el diseño que vamos a emplear afecta al mundo real
La tipografía urbana como poética del palimpsesto Aprendimos a leer y a escribir, pero no nos instruyeron en las posibilidades poéticas que encierran los artefactos visuales llamados letras
La ciudad empieza y termina donde asoman las letras. La tipografía es una senda que recorre las paredes de nuestras ciudades, donde se intercalan y superponen elementos que han ido acumulándose mediante roces y transiciones, a través de capas sedimentadas que dejan percibir, como estratos arqueológicos, un devenir de formas y texturas, desatando un acontecer humano, de calado artístico, con lecturas múltiples.
Gracias a los textos podemos disfrutar de un verdadero arte mural, por ello conviene un acercamiento estético hacia los letreros, los carteles y los grafitis. Cada mensaje escrito desencadena una tendencia lectora. Tanteamos su pronunciación, deletreamos el texto, y experimentamos otras sensaciones de tipo intuitivo que ponen en juego múltiples mecanismos de percepción. Durante los años de escolarización aprendimos a leer y a escribir, pero en raras ocasiones nos instruyeron en lo relativo a las formas, los colores, las texturas o las posibilidades poéticas que encierran los artefactos visuales llamados letras.
Practicar el turismo de letras
Las ciudades muestran una cultura tipográfica propia perceptible al pasear por sus calles, lo que permite descubrir el corazón de su entidad en términos alfabéticos. La ciudad muta y crece en una espiral de contradicciones y sucesos, sorprendiendo por su capacidad de adaptación. Las letras hablan de ella, recogen y muestran sus cambios y evolución, filtrando los deseos de sus gentes. De las letras y de la ciudad nos atrae la complejidad, la eficacia comunicativa. El concepto de palimpsesto (manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior casi borrada) sirve para identificar las señales y marcas de las letras urbanas.
Pasear por la ciudad supone rastrear el paisaje gráfico urbano, verdadera fuente de satisfacción visual, motivo de sensaciones que apuntan hacia lo social y lo colectivo. Al pasear nos convertimos en usuarios activos, participando de dicha realidad. Las calles y plazas ofrecen un relato urbano que genera un modelo de goce apasionante y un enriquecedor esquema de aprendizaje. Autores como Francesco Careri han reflexionado sobre el concepto del walkscapes, apadrinando un movimiento internacional que reivindica el ritual de perderse por la ciudad, incardinando un paseo a la deriva, algo que nosotros planteamos desde la perspectiva de un descubrimiento tipográfico.
Las letras definen la ciudad, la escriben y la construyen. La geografía urbana es en realidad un paisaje de letras cuyo perfil se dibuja en base a los signos alfabéticos que la pueblan. La ciudad es sobre todo un espacio escrito y cada ciudad tiene las letras que se merece. En Nueva York nació el fenómeno del grafiti. Buenos Aires representa la tradición del filete. Barcelona es una ciudad diseñada, con tradición centenaria en sus letreros comerciales, donde ejerce su labor Andreu Balius, quien siempre combinó la herencia con la actualidad, sin perder ni un ápice de ironía en sus reflexiones tipográficas. Lleida es una ciudad discretamente tipográfica. Me resultaba difícil entender por qué motivo la formación y la trayectoria del eminente Enric Crous-vidal tenía precisamente en Lleida su espacio de referencia. Una de sus grandes creaciones de juventud fue la revista Arts, publicación mítica, aunque sus logros más importantes los consiguió en Francia tras su exilio forzoso. Como turista tipográfico me reconcilié con Lleida al visitar su cementerio, ya que las lápidas de los años 30 reflejan una época de esplendor tipográfico, donde se intuye la huella de Crous-vidal. Cada ciudad genera un modelo habitable y paseable cargado de sensaciones, cambiante y atractivo, complejo y vivo, como las letras que la visten.
El fenómeno LUCE
LUCE trabaja sobre las superficies urbanas de Valencia. Es uno de los artistas jóvenes que escriben textos en las paredes y que resulta más atractivo por su peculiar concepto tipográfico del grafiti, es una ciudad que se ha convertido en punto de referencia para las cues- tiones de tipografía. El apego a la letra como elemento de transmisión cultural ha retomado su presencia en la coyuntura actual valenciana. Desde la universidad aportamos un nuevo auge a dicha tradición renovada, mediante la posibilidad de transformar el estudio del tejido urbano en un avispero de grafismos, reivindicando su valor curricular, y dejando paso a la sensibilidad como punto de arranque de una mirada educativa a la estética del paisaje urbano.
LUCE se convierte en representante de esta tradición, gestionando un efervescente muestrario tipográfico con sus ideas y acciones. LUCE protege su identidad, pero sus trabajos se pueden visionar en varios sitios web, especialmente como luce luccini. Pude conocerle personalmente cuando asistió a una conferencia que impartí en la EASD (Escola d’art i Superior de Disseny) de Valencia. Su pasión por la carpintería tiene mucho que ver con la factura de sus trabajos, pintados o escultóricos, incorporando a la cultura del muro escrito numerosas ideas y avances. Algún día, si él me lo permite, difundiremos sus estrategias como artificiero del grafiti, o lo que él denomina “la escritura de letras sobre el mu- ro”. LUCE interpreta de nuevo el mensaje del tag, de la firma como estandarte personal. Ha generado un lenguaje muy personal que va evolucionando de forma inaudita. Como ejemplo: su tiza en forma de E para rayar en la pared.
LUCE va a continuar sorprendiéndonos muy positivamente, ya que establece un nuevo modelo de relación con las formas del texto, perturbando los esquemas tradicionales, incluyendo en el lenguaje del grafiti el cuerpo, la arquitectura y otros elementos. Vale la pena descubrir las letras deluceen Valencia, y difundir sus tipografías. LUCE transgrede el espacio de la ciudad para reivindicar el oficio, la intervención y la transformación de los materiales más sencillos, con un bagaje artesanal. Pero su incidencia directa sucede, sorprende, provoca, y estimula.