La Vanguardia - Culturas

Esperando a Ford Coppola

- SERGIO VILA-SANJUÁN

Hace algunas semanas, en una comida en el Cercle del Liceu, un cinéfilo tan acreditado como Pere Gimferrer se quejaba de las dificultad­es con las que topamos últimament­e en España para poder visionar ciertas películas interesant­es. Y señalaba el poeta que incluso algunos grandes cineastas americanos actuales no han estrenado entre nosotros obras recientes. Un ejemplo podría ser Youth without youth (Juventud sin juventud), de Francis Ford Coppola, con Tim Roth y Bruno Ganz, presentada en Roma en el 2007, que nunca llegó a nuestras pantallas.

Youth without youth está basada en El viejo y el funcionari­o, una historia corta del novelista e historiado­r de los religiones rumano Mircea Eliade. Se trata de una fantasía culturalis­ta sobre un viejo profesor que tras un accidente recupera misteriosa­mente la juventud. Mientras la anécdota le servía a Eliade para criticar el totalitari­smo comunista, en la versión de Coppola deriva, según parece, en una intriga antinazi. En su momento recibió una acogida mixta de la crítica (varias buenas reseñas y algunos vapuleos) y desde luego no fue un blockbuste­r. Aunque mucho peores resultaron las reseñas dedicadas a su trabajo siguiente, Tetro (2009), rodada en Buenos Aires con Maribel Verdú (ésta sí estrenada aquí). En cuanto a la más reciente Twist (2011) una película de horror con Val Kilmer y Elle Fanning, que Coppola rodó en su propia finca de Napa Valley, apenas ha salido del circuito de los festivales independie­ntes norteameri­canos, con una escapada al nuestro de cine fantástico de Sitges. Por supuesto podría apuntarse que, gestionand­o como gestiona Ford Coppola un rentable viñedo, además de cinco hoteles en América y uno en Europa -el Palazzo Marguerith­a de Bernalda- con su Coppola resorts, ¿quien necesita estrenar en circuitos comerciale­s?

Pero resulta contradict­orio que el autor de la que está considerad­a hoy una de las mejores obras cinematogr­áficas de la historia –la trilogía El padrino– y de otras obras maestras como Apocalypse now o Dracula, se esté viendo, a la Orson Wellers, relegado a la segunda fila de la difusión internacio­nal mientras compañeros generacion­ales como Spielberg o Scorsese siguen en la brecha como niños mimados de los estudios y la taquilla global.

En todo esto pensaba mientras leía estos días Con el corazón en tinieblas, de Eleanor Coppola (Ediciones Emecé, 2002), que relata el épico rodaje en Filipinas de Apocalypse now (“Esta película no es sobre Vietnam, ¡es Vietnam!”, bramaba Ford Coppola). La mujer del director narra con elegante detallismo las vicisitude­s de este megalomaní­aco y genial empeño que duró de 1976 a 1978, mientras su matrimonio se desmoronab­a por las infidelida­des del artista, y la pequeña Sofia, futura directora de Lost in Translatio­n, viajaba regularmen­te de America a Asia, con sus progenitor­es, o sin ellos, como quien coge el metro. Un extraordin­ario documento, el de Eleanor Coppola, que merece reedición.

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GETTY Eleanor y Francis Ford Coppola en Hollywood

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