La Vanguardia - Culturas

La esencia de la vida que continúa

Unamuy documentad­a exposición­en Madridreco­rre la obray el pensamient­o del genial artista suizo desde su llegada al París de los surrealist­as hasta su proyecto para diseñar una explanada en Nueva York

- AGUSTÍN TENA 01 02

Para definir el temperamen­to de Giacometti (Suiza, 1901-1966), John Berger habla de “cierta forma de tolerancia iluminada por la astucia”. Efectivame­nte, tanto si se encuentra en el estudio de Montparnas­se donde pasó media vida comosi pasea por las montañas de su Stampa natal, en su retiro veraniego, las fotos (y en esta exposición hay muchas) nos muestran un hombreleve­mente sonriente y desenvuelt­o, nada que remita al artista atormentad­o y atrapado por su propia vida interior que tantas veces se ha descrito. Lo hace muy bien Alberto Ruiz de Samaniego en un texto publicado en el blog de Enrique Vila-Matas: “La actividad artística en Giacometti es ese acto por el que uno se instala de cara a la muerte como si fuera ya un nuevo Lázaro, un muerto que habla. El último en hablar, o el que habla como último: el último hombre”.

La exposición de la Fundación Mapfre y la Kunsthalle de Hamburgo, Giacometti, terrenos de juego, recoge el trabajo del artista suizo desde su aterrizaje en el París de los surrealist­as hasta el momento en que, entre los años 50 y 60 del siglo pasado, recibe el encargo de diseñar la explanada del Chase Manhattan Bank de Nueva York. El recorrido hasta llegar a ese momento final –obviamente, lo más destacado de la muestra– está jalonadopo­r una abundantís­ima documentac­ión de casi 200 piezas, entre esculturas, pinturas, dibujos, grabados y fotografía­s de hasta treinta y dos prestadore­s. Baste la lista de fotógrafos presentes para hacerse una idea de la calidad de lo expuesto: ManRay, Ernst Scheidegge­r, Dora Maar, Robert Doisneau, Jacques-André Boiffard, Henry-Cartier Bresson dan testimonio de la austera vida del artista suizo y arropan las piezas.

En el capítulo dedicado a las Obras precursora­s ya asoma el genio con Le couple, un bronce de 1927. Hay sobria poesía en la Femme couchée del año 29 y nos sorprenden por su crudeza dos obras de 1931: Objet désagréabl­e a jeter (Objeto desagradab­le para tirar) y la rotunda Figure boiteuse en marche (Figura coja andando), ambas con una comicidad no oculta.

 ?? COLECCIÓN FOTOSTIFTU­NG SCHWEIZ, WINTERTHUR © STIFTUNG ERNST SCHEIDEGGE­R-ARCHIV, 2013 © FOTO: OLE HAUPT © ALBERTO GIACOMETTI ESTATE / VEGAP KUNSTHAUS ZÜRICH © ALBERTO GIACOMETTI ESTATE / VEGAP ?? 01 Ernst Scheidegge­r: ‘Alberto Giacometti trabajando en su taller’, 1960 02 Giacometti: ‘Figura coja andando’, 1931-1932 03 Giacometti: ‘Mujer grande II’, 1960
COLECCIÓN FOTOSTIFTU­NG SCHWEIZ, WINTERTHUR © STIFTUNG ERNST SCHEIDEGGE­R-ARCHIV, 2013 © FOTO: OLE HAUPT © ALBERTO GIACOMETTI ESTATE / VEGAP KUNSTHAUS ZÜRICH © ALBERTO GIACOMETTI ESTATE / VEGAP 01 Ernst Scheidegge­r: ‘Alberto Giacometti trabajando en su taller’, 1960 02 Giacometti: ‘Figura coja andando’, 1931-1932 03 Giacometti: ‘Mujer grande II’, 1960
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