¡No odien este cuaderno estival!
Es un cuaderno de actividades vacacionales. Nohay que huir. Son ejercicios y actividades para adultos que buscan ‘reforestar culturalmente’ nuestro país: erudición con diversión
¿Qué? Son quince mil. Ocupan la playa, no saben dónde están, y les une un librito de portada estridente que hojean con inquietante concentración. ¿Qué leen? ¿Qué subraya esa pandilla de flacos y flacas, barbudos y barbudas, entre risas y miradas cómplices (y el ocasional rictus de repugnante ufanía)? Veamos: no parece el Libro Rojo de Mao ni el Verde de Gadafi, no es el Necronomicón (estaría forrado con piel humana) y desde luego no es Eres el mejor, Cienfuegos (lo reconocería desde mi toalla). Déjenme que redistribuya mis chichas, me ponga en pie (jadeando) y meacerque sutilmente a fisgar qué carajo... Oh: es el Cuaderno de Blackie Books, Vol. 2. El “primer cuadernillo de ejercicios y actividades para adultos”. 15.000 fulanos y menganas del país se obcecaron en resolver sus misterios el pasado verano, convirtiendo al engendro en el éxito editorial inesperado de la temporada. Pero, ¿cómo? Nadie lo entiende. Los cuadernos de vacaciones eran odiados ciegamente por el 100% de la EGB. ¿Y los empollones?, se preguntarán. Los empollones no usan cuadernos de estos; no los necesitan. Son los zotes, los cateadores crónicos y los apedreadores de felinos domésticos los que van a sufrirlos. En efecto, con los cuadernos de actividades estivales sucede lo mismo que con las judensterns nazis o los cinturones de castidad medievales: sólo los usan quienes los odian. Las portadas de esos cuadernos, por añadidura, ostentan la publicidad más artera que existe: ¿Matemáticas de Quinto, y en la cubierta unas niñas buceando en una piscina? Matemáticas de Quinto es el perfecto opuesto de bucear en una piscina. Es estar sentado en la cocina con las cejas ardiendo y tratando de resolver absurdos acertijos algebraicos mientras el resto de analfabetos del pueblo trotan y apedrean a su aire. No, los cuadernos de verano eran Auschwitz. Peor aún: era como si te acabaran de liberar (imposiblemente) de Auschwitz, y justo cuando estuvieras franqueando el Arbeit Macht Frei y pensando de la que te habías librado, dos guardas te agarraran de los sobacos y te volviesen a lanzar dentro. Insisto: ¿cómo? Es sencillo: los espabilaos de Blackie Books han transformado el arsénico en néctar, mediante una simple alteración de su composición molecular. Han construido un Cuaderno de actividades para adultos que entretiene y enseña, una especie de Trivial Pursuit en papel que reúne varias ramas del saber humano y las transforma en divertidos quiz, sopas de letras, laberintos y tests. El Cuaderno no contiene sólo cultura pop: hay mucha literatura, arte e historia, también política y Cosas del Mundo, yaciendo junto al cine yTV y las estridentes músi- cas de la juventud. Es una idea maravillosa, que por supuesto no voy a catar: la columna de libros que tengo que leerme este verano es tan alta que cruza las nubes, como la mongetera de Jack. Pero, ¿y toda esa gente lista y esbelta que languidece bajo los pinos con el lujurioso retozar del Des Esseintes más galtes, la tripa saciada de paella y los sentidos masajeados por el cava? Ellos reirán y competirán entre joviales codazos y sutiles flirteos; relacionando superhéroes con sus superpoderes, solventando un Cluedo sobre la muerte de Bono (de U2) o debatiendo suicidios de escritores. Considerando la cantidad de gente a la que vemos cada verano rellenando crucis con jeto de hipoglucemia, sorprende que a nadie se le hubiese ocurrido esto antes. ¿Y quién...? La idea como tal es del “Comité Blackie”, pero la “conceptualización y desarrollo” se deben a Daniel López Valle y Cristóbal Fortúnez. El primero es un ilicitanode angosto gusto pantalonil y patilla tenaz que algunos recordarán como épico triunfador de Saber y ganar (arrasó sin pedir “tema”, el muy sobrao). Él escribe todos los textos. Fortúnez los dibuja, y con mucho tino. Empujados por el editor Jan Martí han gestado un artefacto desenfadado e informativo, ideal para listorros no-solemnes con sentido del humor como usted y usted. El Cuaderno les ha retado, ¿Qué van a hacer al respecto?