Unviaje apasionante
En 1963 las páginas del Times Literary Supplement recogían un magistral ensayo de Roland Barthes titulado ¿Qué es la crítica? Decía allí el maestro francés que la crítica como lenguaje segundo debe ajustar inteligentemente –como un buen ebanista– las piezas de un mueble complicado: el lenguaje del autor y el lenguaje que le proporciona al crítico su época. El presente trabajo de David Viñas, mediante un diálogo fluido y preciso, desarrolla su propósito de viajar por la Costa Brava desde las páginas del universo literario de Josep Pla y, sobre todo, desde las sucesivas ediciones de un libro espléndido, sugerente y brillante, Costa Brava. Guía gene- ral y verídica (Barcelona, Destino, 1941), echando mano de un panel de herramientas interpretativas de patente actualidad.
Quienes son, a buen seguro, los dos mejores prosistas de la literatura catalana del siglo XX, Pla y Sagarra, viajaron en el verano de 1921 por el litoral ampurdanés. Pla guiaba al barcelonés, que aprendió y constató la pasión con la que Pla hablaba de su tierra. A partir de aquel momento Sagarra compartió la seducción de Pla y muy tempranamente escribe en La Publicitat (28-I-1923): “damunt de tot, el cel de l’Empordà, que és el cel més delicat del món”. La literatura de Pla traduce siempre la pasión y el entusiasmo por su país y por la Costa Brava. Guía que quiere ser –Pla dixit, en el prólogo a la edición del 76– una escritura fiel de la verdadera esencia de ese paraíso geográfico; “un esforç per mantenir uns valors de realitat que encara subsistiesen sota aquesta voluminosa multitud humana i aquesta escenografía urbanística”.
El libro del profesor Viñas es preciso y riguroso, dialógico y sugestivo, orquestal y de cámara. Su orquestación conduce al lector por el universo literario de Pla y por la Costa Brava, unidos claramente por el carácter referencial de la literatura del autor de El quadern gris. La mirada de Pla busca los signos de la esencia de ese mundo, y lo hace –me amparo en la lucidez críti- ca de Antoni Vilanova– mediante una “prodigiosa sensibilitat pel paisatge”, “uns extraodinaris dots d’observació de la realitat humana i social” y “el talent afegit d’enregistrar i descriure tota mena d’experiències i records”. El resultado es un retablo documental donde se interpretan la vida y las costumbres de un mundo y de una época.
Retablo que no sería posible sin la memoria (entramos en la música de cámara). Viñas, con atinado bisturí crítico, detiene al lector en este sumando esencial. Y encara al lector Pla con el creador Marcel Proust, y de su diálogo surge un aditamento al realismo referencial, “el realista dels records de la realitat”. Memoria que es ayuda y contrapunto de la mirada. Memoria como arma de dos filos: la ilusión de las invariantes en el tiempo y el dolor del soborno de ese mismo tiempo. Pla nutrió su escritura de la Costa Brava de mirada y memoria. David Viñas descorre el telón de un escenario –escritura y realidad– maravilloso.