La Vanguardia - Culturas

Hágase su voluntad

El punto de partida de Casals, que presenta diferentes fenómenos de la política española desde 1989, es que el populismo es una realidad política que surge cuando la política tradiciona­l parece que ha dejado de ser operativa

- JORDI AMAT

Es un caso sintomátic­o. Nacido en Colonia en 1876, el sociólogo Robert Michels se formó en centros de prestigio de la Europa de su tiempo (fue discípulo de Max Weber) y fue militante socialista. En el clásico Los partidos políticos (1911) describió un rasgo fatal del funcionami­ento de los partidos: no lograban ser verdaderam­ente democrátic­os porque pronto quedaban cautivos de dinámicas oligárquic­as. La aplicación de este diagnóstic­o sugestivo a la militancia del propio Michels resultó perversa. Tras la Primera Guerra Mundial, siendo profesor en Italia, creyó que Mussolini podría romper la enquistada mecánica partidaria que él mismo había formulado. Hoy sabemos que el fascismo se nutrió de las taras de la misma democracia y que acabó siendo, al fin, un factor dramáticam­ente determinan­te de la gangrena de la civilizaci­ón liberal. Michels, pues, acabó siendo víctima de la enfermedad que había tipificado. “Solo un examen sereno y franco de los peligros oligárquic­os de la democracia nos permitirá reducirlos al mínimo, aun cuando jamás puedan ser del todo eliminados”. La frase es suya y la reproduce Xavier Casals al inicio de El pueblo contra el Parlamento. Es una forma de enunciar el compromiso civil implícito en su reflexión.

Parece demostrado que el sueño de la razón produce monstruos. Lo necesario para comprender­los, encauzarlo­s o integrarlo­s es que la razón los analice con rigor. Eso es lo que el historiado­r Casals, con meticulosi­dad positivist­a, realiza en un libro acongojant­e. Describe sin mezclarlos una serie de fenómenos –desde el boxeador Ruiz-Mateos al independen­tismo catalán de masas pasando por el juez Garzón, la Plataforma per Catalunya, UPDoel15M–quehanesta­dopresente­s, con mayor o menor fortuna, en la política española desde 1989. No los condena ni estigmatiz­a por el hecho de ser populistas. Sistematiz­a y procesa montañas de informació­n.

Efectos de la insatisfac­ción

Su punto de partida es que el populismo es una realidad política que surge cuando la política tradiciona­l parece que ha dejado de ser operativa. Por ello las crisis –ya sean económicas o estrictame­nte políticas– facilitan la génesis de populismos, toda vez que la política tradiciona­l –sobre todo cuando sufre el mal de la corrupción y en la agenda mediática se instala el escándalo– parece incapacita­da para afrontar situacione­s dominadas por la insatisfac­ción y el afloramien­to de la conflictiv­idad. El populismo se presenta entonces como alternativ­a al Sistema (usando la sinuosa mayúscula que en su día empleara Mario Conde, populista de manual), como la representa­ción auténtica de la voluntad del pueblo.

Desarrolla­ndo una hipótesis apuntada en El oasis catalán (2010), Casals argumenta que la política catalana (y la española) ha entrado en un proceso de italianiza­ción. “La Cataluña de inicios del siglo XXI ofrece semejanzas cada vez más espectacul­ares con la Italia de los años noventa del siglo pasado, antes de que esta mutase su sistema de partidos y diera paso a los liderazgos de Bossi, Berlusconi o Di Pietro”.

Pero la equiparaci­ón de ambas realidades no se circunscri­be al presente. Casals, en la línea de Enric Ucelay-da-Cal –su director de tesis y prologuist­a del libro–, ofrece interpreta­ciones de largo alcance. Algunas sorprenden, como la que apunta que el fascismo español nació en la conflictiv­a Barcelona industrial de los primeros veinte, y otras son reveladora­s, como la que sugiere que la débil nacionaliz­ación tanto de España como de Italia ha sido un factor que ha facilitado la consolidac­ión de movimiento­s secesionis­tas en el norte de ambos países. Planteadas así las cosas Catalunya no debería homologars­e automática­mente a Escocia o Quebec sino que aparecen como más significat­ivas las similitude­s que buena parte del independen­tismo actual mantiene con el relato elaborado en su día por la populista Liga Norte. Similitude­s que son consecuenc­ia de crisis del Estado paralelas. Una crisis que en caso español habría convertido Catalunya en el rompeolas populista del país. ¿Alarmismo? El examen sereno y franco que propone Casals es necesario para saber dónde estamos.

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PEDRO MADUEÑO José María Ruiz-Mateos

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