Agentes dobles en Barcelona
Este libro trata de un asesinato político en la Barcelona de 1943. Sus autores son historiadores especialistas en el período de posguerra de nuestra ciudad y han hecho una minuciosa y exhaustiva investigación de archivos y del sumario judicial. Ya en democracia, Huertas Clavería fue el primero en tratar ese crimen en la prensa.
Su móvil sigue siendo un enigma, pero Mota y Tébar se inclinan a creer que la orden de matar a aquel espía de segunda fila salió del consulado británico de Barcelona. Joaquín Gastón, de 37 años de edad, había estado del lado republicano y en 1939 actuaba como enlace de la CNT para organizar huidas del país. No se sabe cuando empezó a actuar para los británicos en el M19. Pero parece que pocos meses antes de su muerte pasó a ser confidente de la policía, y fue un espía doble a quien los alemanes consideraban intocable.
Esta es una historia sórdida y vieja como la condición humana: arribistas y delincuentes violentos blindados como patriotas y manipulados en la sombra. En la farsa cuartelera de aquel enemigo del Estado de derecho que fue el régimenfranquista, pistoleros falangistas campaban a sus anchas bajo la protección del camarada Correa Véglison. Las rencillas personales estaban a la orden del día. Por indicación de un comandante de la Guardia Civil –que había construido una falsa biografía sobre su actuación en la guerra y era un desalmado sin escrúpulos– una cuadrilla de descerebrados secuestró a Gastón durante tres días; unos guantazos y una purga de ricino.
La circunstancia estaba envuelta en nervios y tensiones fuertes. Hacíaquince días que Skorzeny había rescatado a Mussolini, y estaba a punto de hacerse saber la retirada de la División Azul. Unmes después iba a haber un canje en el puerto de Barcelona de prisioneros alemanes y anglo-americanos. Alas pocas horas de morir Gascón,
Los autores se inclinan a creer que la orden de matar al confidente Gastón salió del consulado británico
fue descubierto su cadáver. Estaba depilado y con bragas, se quería hacer ver que era un crimen pasional. Notardaron en haber detenciones, hubo juicio a los cinco meses. Ante el consejo de guerra, el comandante inductor de la muerte se declaró inocente. Le cayeron cinco años y privación “del derecho de sufragio”, tal cual. Al medio año, tras pasar por el consejo supremo de justicia militar, las condenas quedaron para todos más o menos en la mitad de tiempo.