Ligera y cáustica
La iniciativa de Nórdica reclama una celebración. Por primera vez en español, se edita gran parte de la poesía de Dorothy Parker (Nueva Jersey, 1983-Nueva York, 1967), escritora y crítica implacable que transmite su estado mental con una voz ingeniosa capaz de lucir el desenfreno que precede a la Gran Depresión. Parker escribe relatos agridulces, pero el corpus lírico que la avala consta de unos 300 poemaspublicados en Vogue, Vanity Fair, The New Yorker... En esta antología bilingüe, figuran 122. Son textos magistrales llenos de experiencia y observación, sobre todo de las relaciones humanas, hechas de contradicciones y frustraciones. Imposibles. El punto de vista siempre es irónico. La sorna danza desde la bromita frívola hasta el sarcasmo más cáustico. Elegante y suave. La puñalada verbal, sin embargo, no tarda en llegar.
Estamos ante la poesía autorreferencial de una autora potente: “Mi vida es como una galería de arte / con unos cuantos cuadros vueltos discretamente hacia la pared”. Biografía sí, pero pasada por el tamiz de la literatura. También retrata, por extensión, la sociedad neoyorquina. Amantes, amores frustrados, y cínicos, alcohol y evasión, intentos de suicidio, abortos y frivolidad como paracaídas. En Nueva York, en los felices 20, compagina los excesos de la vida bohemia con la responsabilidad literaria. Reside largas temporadas en un hotel y escribe invectivas contra las fiestas, los cobardes, las actrices, los jóvenes y los pesados.
Poemas de odio, poemas caricatura, poemas canción, poemas disección, poemas cuento, poemas experimento, poemas balada, poemas carta, poemas himno. De final incongruente, muchos dejan perplejo: “¿Por quémediste un número de teléfono falso?” o “dama, bella dama, ¡ojalá te atragantes!”. A imitación de Horacio, puede negar en el verso final todo lo afirmado hasta entonces: “Pero de todas las obras de la Naturaleza, la más maravillosa / es qué bien me las apaño sin ti”. La riqueza de ritmos y la mezcla de tonos formales y groseros, la lírica junto a la vulgaridad, los sobrentendidos sexuales y la intertextualidad convierten el libro en un festival de despropósitos.