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La avenida de la Catedral de Barcelona ha logrado, con notable éxito de visitantes y pese a la inclemencia del tiempo, concitar a lectores y escritores durante la semana dedicada al libro en catalán
La Setmana del Llibre en Català se ha consolidado en la avenida de la Catedral. Que el lugar sea de paso permite recibir al visitante ocasional y así evitar que el libro quede restringido a los convencidos. Se echa de menos no encontrar libros de fondo, como ocurría antes, pero los sellos independientes pueden mostrar todo su catálogo y las casetas suplantan un poco el vacío que ha dejado el cierre de algunas librerías históricas. Ante el crecimiento de lo digital, la materialización del libro se hace necesaria. La Setmana se saldó con éxito, pese a las dificultades que atraviesa el sector. “Power to the reader”, decía la chapa que vendían en una caseta.
Albert Sánchez Piñol, que hizo una charla tras la Diada, fue de los autores que concitaron más expectación, amén de un coloquio en el que participó Ada Colau. El acto de Piñol se inscribió en un ciclo para ensalzar los clubs de lectura, que crean una red cultural casi invisible, pero efectiva y en crecimiento. El antihéroe Martí Zuviría, anunció Piñol, tendrá una nueva peripecia. En este caso con los indios yamasi (en Carolina del Sur), que se levantaron en 1715 contra las tropas inglesas. Se sabe que los indios se batieron con técnicas bélicas modernas, lo que hizo pensar al autor de Victus en la persona que se las habría enseñado. La espoleta creativa para reactivar al personaje Zuviría ya estaba servida.
El encuentro sirvió para revisar también La pell freda (novela que abrió una nueva veta fantástica en la literatura catalana) y Pandora al Congo (buena novela en medio de dos grandes éxitos). Piñol indicó que tenía pensados al mismo tiempo los tres libros, pero que La pell freda era de más fácil ejecución. Su oficio de antropólogo es una de las claves para conseguir buenas y variadas tramas. Entender al otro es fundamental en la antropología y en la creación de personajes. Lamentó que la lectura política de Victus haya eclipsado los valores literarios de una obra que consigue agilizar temas áridos como la ingeniería militar. Pero, como se dijo, es precisamente esto lo que va creando una combustión épica que empuja página a página la novela hacia el final. Piñol ha visitado muchos clubs de lectura. Su vocación es ampliamente popular y la respuesta del público es acorde con esta voluntad. A pesar de este éxito, no había recibido aún ningún premio en Catalunya de los lectores. Así que L’Illa dels Lectors, el galardón que recibió, le causó una satisfacción extra, según dijo.
Pep Albanell recibió el premio Trajectòria. Màrius Serra elogió su figura como autor clave en su decisión de leer y escribir en catalán (gracias a la gran novela El barcelonauta). Entre los asistentes, había muchos alumnos de Albanell de la Escola d’Escriptura de l’Ateneu, que saben de su calidad docente, así como muchos colegas de oficio. Albanell mantiene mucha actividad visitando escuelas; como autor para niños, es reconocido por varias generaciones. Libros para adultos como Si fa no fa, fals, Xamfrà de tardor, Tractat de vampirologia o, sobre todo, Ventada de morts (Jesús Moncada recomendó esta novela cuando presentaba Camí de sirga) fueron también valorados en justa medida. Albanell rompió con el realismo tradicional de la literatura catalana y se abrió a un mundo sobrenatural, que ha tenido otros continuadores. Subió mucha gente al escenario a leerle una felicitación (y a su álter ego Joles Sennell). Joan Rendé, con su eterna pajarita, estuvo sembrado al leer una desopilante carta de felicitación llegada de un geriátrico de