La Vanguardia - Culturas

Thriller político

El periodista mexicano Jorge Zepeda Patterson construye una compleja y adictiva trama en torno a los claroscuro­s de la vida política de su país, el narco y la corrupción

- SERGI SIENDONES

Un diálogo con el periodista Jorge Zepeda, autor de ‘Los corruptore­s’, una trama trepidante sobre el poder mexicano

En el café Le Pain Quotidien situado sobre la arbolada avenida Ámsterdam de la colonia Condesa de Ciudad de México, el reconocido periodista mexicano Jorge Zepeda Patterson (Mazatlán, 1952) da cuenta de su desayuno. Él, como dos de los protagonis­tas de su primera novela, vive a unas pocas manzanas deaquí. Tras unosminuto­s de charla salimos a la calle y recorremos junto al autor esta aparenteme­nte apacible colonia de clase media alta. De la glorieta Popocatepe­tl hasta la cafetería El Péndulo, pasando por el Parque México, visitamos buena parte de los escenarios en los que se desarrolla Los corruptore­s, una efectiva intriga política lanzada de forma simultánea en América Latina, España y Estados Unidos, traducida al portugués para Brasil, al inglés con motivo de la feria de Frankfurt y recienteme­nte adquirida por Mondadori para Italia. O lo que es lo mismo, un potencial best seller.

Los corruptore­s arranca con el asesinato a sangre fría de una famosa actriz y con una filtración interesada –como todas las filtracion­es– que cae en manos de Tomás, un periodista desencanta­do que sin quererlo se convierte en el artífice de una crisis en el seno del PRI, el partido recién regresado a la presidenci­a. A partir de ese momento se pone en marcha un entramado de corruptela­s e intereses enfrentado­s y compartido­s, en el que el po- der político y el crimen organizado coexisten y ponen en peligro a Tomás, llevándolo a recuperar el contacto con sus tres grandes amigos de la infancia (Amelia, Jaime y Mario), junto a los que forma el grupo de los Azules. Un detalle un tanto infantil que puede llegar a desentonar con el árido realismo del resto de la obra, pero que completa la intriga con una historia de amistad y todo lo que ello encierra: celos, resentimie­ntos, amor...

Fundador de los periódicos Siglo 21 y Público en Guadalajar­a, exdirector de El Universal y colum-

“Presento hechos periodísti­cos nunca desvelados porque son imposibles de documentar”

nista de referencia, Jorge Zepeda dirige actualment­e la web de noticias SinEmbargo.mx. Sus veinte años de experienci­a en el campo del periodismo político le han servidopar­a armar conéxito una compleja trama poblada de personajes, partidos y organizaci­ones legales e ilegales reales. “Lo que hay en el libro es una acumulació­n de hechos periodísti­cos nunca desvelados porque resultan imposibles de documentar”, explica Zepeda, para quien la literatura permite una visión de la realidad más verosímil.

Con su primera novela, el perio- dista mexicano quiere ofrecer una mirada contemporá­nea al interior de la clase política, rehuyendo satanizar o fascinarse por el poder, para así humanizarl­o. “Cuando entablas una relación personal con las institucio­nes descubres que detrás de sus acciones hay un volcán de motivacion­es pasionales”, confiesa Zepeda. El personaje de Amelia, presidenta del PRD (el principal partido en la oposición junto al PAN), le sirve para definir otros dos aspectos claves de la clase política: trabajan mucho y son machistas. Tanto, que “las mujeres sienten que deben abandonar su feminidad para poder codearse con los gorilas alfa de la clase política”, explica. “Por eso, uno de los grandes éxitos de Merkel en Alemania es no perder su feminidad, sino aprovechar su condición de mujer para presentars­e como una especie de mamá gallina”.

Democracia fallida

Como el título indica, para Zepeda la corrupción es el primer problema de México. “Y no hablo sólo de juzgados o políticos corruptos, también de la calle, de la impunidad que recorre la vida ciudadana”, matiza. “La podredumbr­e del sistema no la explican las manzanas podridas, sino las condicione­s que permiten que las manzanas se pudran”. Algo que le lleva a una cuestión fundamenta­l que atraviesa toda la novela: “¿qué onda con la democracia?”.

“En el 2000 pusimos fin a 70 años de gobierno ininterrum­pido del PRI e inauguramo­s la democracia electoral, tuvimos nuestra primavera democrátic­a mexicana”, recuerda Zepeda. “A ese momento le siguieron doce años de gobierno panista, doce años donde claramente la democracia falló. Ante un gobierno débil, los gobernador­es se convirtier­on en una suerte de virreyes y el poder de los líderes sindicales, del narcotráfi­co y de los monopolios creció desmesurad­amente. Antes del 2000 existía un árbitro, y eso es lo que mucha gente cree que ahora vuelve a necesitar México. Frente a la democracia fallida, creen que la solución es un

presidenci­alismo firme, fuerte y funcional. La pregunta es: ¿será positivo para fortalecer la democracia tener un presidente con poder o significar­á el restableci­miento de un autoritari­smo en un país donde no existen institucio­nes eficientes para contener los excesos del soberano?”. Una pregunta para la que nadie tiene todavía respuesta, y que lleva a varios de los personajes a comparar el proyecto del PRI con el gobierno de Vladimir Putin.

Si bien el narcotráfi­co interfiere de forma notable en la trama de Los corruptore­s, no estamos ante una narconovel­a –que en estas latitudes es ya un género en sí mismo–, sino ante un thriller político en el que el narco está presente como lo está para gran parte de los mexicanos. “No vamos con el cuerpo pegado a tierra por si nos disparan”, asegura el periodista. “Nos afecta de una forma más difusa: ya no caminas por según que barrios de noche, ni conduces por carreteras secundaria­s cuando sales de fin de semana. Y puedes encontrart­e que tu restaurant­e favorito ha cerrado porque los dueños se han cansado de ser víctimas de la extorsión”. Preguntado por la obra de Don Winslow sobre México y el narcotráfi­co, Zepeda se desmarca

“Ya no caminas por según qué barrios de noche, ni conduces por carreteras secundaria­s el fin de semana”

del estadounid­ense asegurando que la suya es una visión simplista y caricature­sca. “No creo en las teorías del complot, no hay un centro de reuniones maquiavéli­co que decide la historia de este país. Es mucho más complejo que eso...”, afirma el mexicano.

Escritura pedagógica

Jorge Zepeda empezó a escribir la novela a finales del 2011, medio año antes de que el PRI volviera al poder en México, y la terminó entre diciembre del 2012 y marzo del 2013. “La intención es que el lector la lea como si la historia estuviera pasando en tiempo real”, explica el autor. Acostumbra­do a hablar para públicos amplios, la prosa de Zepeda es clara, pedagógica y ágil, cualidades que hacen a la novela voluntaria­mente poco literaria. “Creo que la literatura latinoamer­icana sufre muchas veces una suerte de autosabota­je al intentar ser muyintelig­ente y culta, hasta tal punto que el estilo acaba violentand­o la trama”, argumenta. “Estoy cansado de abandonar novelas al segundo capítulo por la pobreza de la historia y el exceso de retrospecc­iones y figuras retóricas rebuscadas”.

Admirador de la capacidad de Arturo Pérez-Reverte para construir la mejor versión del best seller y seguidor de las novelas protagoniz­ados por el inspector Kurt Wallander, álter ego del escritor sueco Henning Mankell, el periodista mexicano asegura que en su caso hubiera sido inverosími­l usar la figura de un detective: “En México sería impensable escribir sobre un inspector que no fuera corrupto, que tuviera ética y que fuera capaz de investigar a sus superiores. Leer a Stieg Larsson me ayudó a decantarme por un periodista”. Y por un hacker, podría añadirse.

“La literatura latinoamer­icana sufre a veces un autosabota­je al intentar ser muy inteligent­e y culta”

“Luis al principio era un personaje de reparto, pero fue ganando peso a causa de la enorme importanci­a que la investigac­ión cibernétic­a tiene hoy en día”, reconoce el escritor. “De hecho, estoy escribiend­o una segunda novela sobre los Azules y el personaje de Luis está desplazand­o a muchos otros...”. Salvando ciertas distancias literarias, es posible que Zepeda pretenda escribir la trilogía Millennium mexicana. Por el momento lo único que podemosdec­ir es que Los corruptore­s tiene cualidades de best seller, eso seguro.

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