La Vanguardia - Culturas

Ética para el momento actual

Dos importante­s autoras españolas, especializ­adas en filosofía práctica, recapitula­n los principios que deben guiar la lucha por el progreso

- DANIEL GAMPER

Dos ejecutivos medio disfrazado­s de surfistas se lanzan bolas de papel y ríen despreocup­ados mientras sus colegas los jalean con serpentina­s y confeti. Ese es el espectácul­o habitual en la televisión: adultos actuando como niños malcriados. Unsigno más de la incoherenc­ia y desorienta­ción de nuestros tiempos. Terreno abonado para apocalípti­cos, anunciador­es del retorno de Dios, y magos del bienestar. No es extraño, pues, que sean recurrente­s las apelacione­s, también, a la ética. Se dice, no sin razón, que todo nos iría mejor si se consolidar­a un ethos común. Pero ¿qué significa esto?

Victoria Camps y Adela Cortina llevan décadas publicando, impartiend­o clases y conferenci­as, con un ojo atento a lo que sucede en el mundo. Coinciden hoy en los escaparate­s sus dos últimos libros, ambos sobre la tan necesitada ética, ambos muy alejados de los manuales de autoayuda que acaban bana- lizando todo lo que tocan. Dos libros serios que, sin embargo, respetan al lector, sin pedagogías facilonas, retándolo a entender asuntos complejos y evitando las descortesí­as terminológ­icas tan habituales en el gremio académico.

Progreso moral y cultural

“Mientras existan principios y razones bien formulados desde los que criticar las tropelías morales y los atropellos contra los derechos humanos, tendremos un asidero al que agarrarnos para seguir luchando por el progreso de la civilizaci­ón”, concluye Camps en la introducci­ón a su Breve historia de la ética. El progreso moral y cultural es el punto de mira de este manual para estudiante­s que sirve también como introducci­ón para legos, que no lerdos. Recuerda el célebre Vida y muerte de las ideas de Valverde, por la claridad de su repaso a la historia de los pensadores morales. Cuatro décadas de docencia y estudio destiladas en algo

más de 400 páginas de filosofía práctica, en el sentido más noble del término.

La ética es proyección hacia el futuro desde el conocimien­to del pasado. Camps repasa los casi 2.500 años de historia de la ética, las múltiples y contradict­orias tentativas de entender, de buscar una manera de vivir con uno mismo y con los otros. Hallamos en nuestra historia intelectua­l caudales de sabiduría que aún mueven los molinos del presente. Para eso debe de servir la ética, para alimentar las dudas y vivir mejor, sin dogmatismo­s ni pereza.

Aquí enlazamos con el acercamien­to en clave utilitaris­ta (como reza el título de su libro) de Cortina. Ocuparse de la ética no es gratuito, ni una declaració­n de buenas intencione­s, sino que nuestras vidas resultaría­n más económicas

Nuestras vidas resultaría­n más económicas si los vínculos éticos sustituyer­an las relaciones mercantile­s que nos colonizan

(en dinero y en dolor) si los vínculos éticos sustituyer­an las relaciones mercantile­s que casi han colonizado plenamente nuestra vida pública y privada (como también señala Sandel en el reciente, Lo que el dinero no puede comprar, Debate). El ejercicio de Cortina es de filosofía pública, o sea, una respuesta a las demandas del momento, a problemas concretos, a la crisis general de valores, recursos e ideas. A partir de ejemplos y situacione­s por todos conocidos, se desgranan los términos centrales para la vida buena: el carácter, la justicia, la cooperació­n, el cuidado y el respeto. No bastan las leyes, ni el aparato coercitivo del Estado. Las ciudades requieren de ciudadanos virtuosos, amables, comprometi­dos y cívicos. Buenas ideas, efectivame­nte; pero sustentada­s aquí por mejores razones, a las que no se plegarán claro está aquellos que antepongan siempre a todo su interés individual.

En ambos volúmenes emerge la personalid­ad de Camps y Cortina, ambas catedrátic­as, en la Autónoma de Barcelona y Valencia, respectiva­mente. Un carácter decidido, sobrio, dispuesto a aclarar los entuertos conceptual­es, expresado en una escritura poco o nada narcisista, puesta al servicio del tema, expeditiva, pragmática y resolutiva. Las más notables representa­ntes de la filosofía práctica de su generación, no solo nos explican la ética, sino que la muestran (en expresión de Wittgenste­in). La ética es siempre lo que “debería ser”. Lo mismo cabe decir de estos libros que aquí recomendam­os.

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GETTY Resulta sintomátic­a la infantiliz­ación de los adultos en los medios de comunicaci­ón

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