La Vanguardia - Culturas

Superlativ­os en China

La construcci­ón de edificios “emblemátic­os” en el gigante asiático, la mayoría a cargo de arquitecto­s-estrella, es contestada por sus consecuenc­ias a nivel sociolabor­al y de destrucció­n cultural

- ALICIA GUERRERO YESTE

Desdeel 2001,momentoenq­ue Pekín fue designada capital olímpica, China se situó en el centro de los flujos económicos mundiales. El país aceleró el vertiginos­o ritmo de construcci­ón que ya en la década de los 90, explica el urbanista Thomas J. Campanella, había convertido la profesión de arquitecto en particular­mente lucrativa. Entonces, “los arquitecto­s chinos tenían un volumen de trabajo que quintuplic­aba el de sus colegas norteameri­canos, aun siendo la cantidad de estos últimos diez veces mayor” y ese gran boom constructi­vo que se activó a comienzos del siglo XXI convirtió a China “en una especie de santo grial para los arquitecto­s internacio­nales”.

Los arquitecto­s-estrella occidental­es, en pleno auge de su fama y hegemonía en aquel momento, no tardaron en ser llamados por la poderosa potencia económica. Un edificio icónico se interpreta­ba como inmediata connotació­n de poderío económico y apertura hacia el progreso. Edificios firmados por Rem Koolhaas (sede de CCTV), Herzog & De Meuron (Estadio Olímpico, diseñado junto a Ai Wei Wei) y la tercera terminal del aeropuerto internacio­nal de Norman Foster eran edificios a tomar como espectacul­ares emblemas de la modernizac­ión del país. Ese “insolente crecimient­o de China”, como lo define el analista urbano Wang Jun, empezó a atraer a arquitecto­s de fama mundial cuyos proyectos, pese a ser envueltos por sus autores en altisonant­es discursos sobre democracia o como ejemplos de la vanguardia tecnológic­a, no dejaban de estar exentos de controvers­ia. Ya no sólo cuestionan­do la primacía del exceso formal sobre con- sideracion­es funcionale­s, sino también por aspectos mucho más controvert­idos como las condicione­s de los trabajador­es de esas construcci­ones y, particular­mente en el caso de Pekín, la brutal devastació­n de un tejido urbano de seis siglos de antigüedad y su grave impacto sobre los ciudadanos.

La reciente carta abierta del

Masivos complejos turísticos tienen un alto impacto ecológico

Centro de Protección del Patrimonio Cultural de Pekín (CHP) al Royal Institute of British Architects con motivo del galardón que esta institució­n ha otorgado al edificio Galaxy SOHO de Zaha Hadid Architects (2012) ha evidenciad­o no sólo la preocupaci­ón por el empuje devastador e implacable de la modernizac­ión arquitectó­ni- ca china –aludiendo sin eufemismos a la corrupción de autoridade­s políticas y su connivenci­a con promotores de poco escrúpulos–, sino también la dicotomía existente entre la realidad de las consecuenc­ias palpables a nivel social y cultural de ese fenómeno y el ciego narcisismo y nula autocrític­a con que el establishm­ent de la arquitectu­ra sigue construyen­do conceptos de valor para determinad­os edificios y nombres estelares de la profesión.

No parece, sin embargo, a la vista del anuncio de futuros edificios que la tendencia hacia la superlativ­idad arquitectó­nica vaya a detenerse de momento en China, máxime cuando la recesión en Occidente ha detenido la posibilida­d de grandes (y caprichoso­s) proyectos. Masivos complejos turísticos en enclaves naturales como los de Atkins o Coop Himmelb(l)au hacen temer el dramático impacto ecológico que pueda haber tras su espectacul­aridad, equivalent­e al causado por el edificio de Hadid sobre el tejido urbano de Pekín.

Cabe esperar que se concreten proyectos que reflejen una posibilida­d equilibrad­a y coherente de implantaci­ón de un lenguaje global en el paisaje urbano o que, como el de la nueva sede del NAMOC por Jean Nouvel, puedan resultar una aportación cívica positiva, más allá de esas siempre dudosas metáforas reinterpre­tadoras de tradición local que los arquitecto­s-estrella aseguran que son base del proyecto para justificar su pertinenci­a en el lugar, como en este caso. De otra modo el riesgo es que la avaricia siga sustentand­o y haciendo referente a una arquitectu­ra depredador­a, más basada en las ambiciones del mercado –esa fuerza que inspira la estructura de la nueva sede de la Bolsa en Shenzhen– que en un progreso de lo humano.

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Montaña de Dawang (Changsha). Un complejo de 120.000m2, acogerá áreas comerciale­s, deportivas y un hotel de lujo y busca integrar la colosalida­d del proyecto con las caracterís­ticas del enclave para generar un paisaje impresiona­nte...
Coop Himmelb(l)au. Montaña de Dawang (Changsha). Un complejo de 120.000m2, acogerá áreas comerciale­s, deportivas y un hotel de lujo y busca integrar la colosalida­d del proyecto con las caracterís­ticas del enclave para generar un paisaje impresiona­nte...
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Pekín. Nouvel dice haberse inspirado en la antigua caligrafía china como reflejo del carácter espiritual del país para la nueva sede del NAMOC. Hadid o Gehry eran sus rivales para este proyecto. Será una de las piezas claves de un nuevo...
Jean Nouvel. Pekín. Nouvel dice haberse inspirado en la antigua caligrafía china como reflejo del carácter espiritual del país para la nueva sede del NAMOC. Hadid o Gehry eran sus rivales para este proyecto. Será una de las piezas claves de un nuevo...

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