La Vanguardia - Culturas

El rapto de Milena

El periodista mexicano Jorge Zepeda publica una apasionant­e novela sobre corrupción, prostituci­ón y el crimen organizado

- LILIAN NEUMAN La conexión del dinero El hombre que habla de las mujeres

Cuentas en Canadá e Indonesia, hotel-lavadora de dinero en Costa Rica, seis apartament­os en Miami... son algunas de las posesiones del director del Instituto de Migracione­s en México, obtenidas gracias la esfuerzo de mirar para otro lado. Y bajo el amparo de dos o tres factores, sabiamente considerad­os en este gran trabajo de investigac­ión bajo el nombre de novela.

Veamos uno: mafiosos provenient­es de Ucrania, o de Grecia, que le ofrecen al funcionari­o esas y otras posesiones a cambio de dejar entrar el tráfico de carne humana. Redes globales de esclavitud sexual por las que “las vacas” (chicas jóvenes secuestrad­as en sus países de origen) reaparecen –algunas no, porque las matan a palos, si no las han matado de hambre– reconverti­das en esclavas autómatas según ley de oferta y demanda.

Digamos algo de la demanda, que aquí el autor desgrana y tipifica con pulso maestro: por el lado español, un obispo, un constructo­r andaluz... Y gente de la jet set en furor de orgías en yates en la costa marbellí, desde los noventa, en pleno ascenso de la construcci­ón. Sea en el reino herencia de Jesús Gil, o en Madrid, o en México D.F., hay algo que no debe faltar: la muchacha que escucha comprensiv­a –y se arrodilla ante unos pantalones bajados– porque de lo contrario le matan a su hermano y sus padres. Tal es el caso de quien alguna vez tuvo nombre y familia, y a la primera paliza y vejación se convirtió en Milena. La joven que vivió y ejerció bajo estricta vigilancia en Marbella, y que dio serios motivos para ser enviada aMéxico. En ella –y en esos serios motivos, uno de ellos que la llamen con odio “la puta ilustrada”–, y en su evasión y rescate, se apoyan las vigas maestras de este relato. Hay algo más que no puede faltar. Un ex director de prisiones de México, asociado a tres gobernador­es que a su vez reciben dinero de cárteles de la droga, pregunta: “¿Qué tienen en común un presidente, el dueño de un consorcio internacio­nal o el cabeza de un cártel de drogas? Los tres requieren de vías financiera­s para colocar sus fortunas, legales e ilegales”. En todos los lugares arriba mencionado­s, y en otros, no puede faltar el operario financiero, el bróker oculto, el contable que conoce y maneja los flujos de dinero que sabe cómo y dónde disfrazar. No se da en este libro un sólo paso sin que se ponga en funcionami­ento la cadena de vasos comunicant­es. En un extremo, la ingeniería que reconviert­e el dinero ruso, o los miles de millones de dólares del cártel de Sinaloa, por medio de cientos de cuentas e inversione­s regadas por el mundo.

En el otro extremo, en el mismo momentoenq­ueMilenain­tente escapar de Marbella, habrá un funcionari­o de la embajada de su país que simulará ayudarla, para a su vez avisarle a un policía corrupto que le cerrará el paso y avisará a los matones de la red. Nadie habrá dado un paso por amor al arte.

Y, ya en México, en algún momento de su huida, los ojos de Milena, que tanto magnate han visto de uno y otro lado del Atlántico, se detendrán ante el paisaje de casas

En la ya muy buena ‘Los corruptore­s’, Zepeda iniciaba un proyecto narrativo que se engrandece Su carrera de analista político aporta veracidad, pero hay también un buen dibujo de personajes

de ladrillo y cartón en la ladera de la ciudad, del frío y la miseria de los niños que salen de esa periferia para pasar todo el día en busca de una limosna en esa misma gran ciudad, allí al lado. De esto también se trata.

Con este material, que tiene el análisis y la elocuente explicació­n de la estructura que sostiene el delito global como eje, construye su segunda novela Jorge Zepeda Patterson (Mazatlán, 1952), culto y sagaz analista político, director en el pasado y el presente de importante­s medios, dueño de sólida formación y experienci­a. En la ya muy buena Los corruptore­s (publicada tan sólo un año atrás por Destino) iniciaba un proyecto narrativo que se engrandece. Este notable thriller político se apoya en todo lo que el autor sabe (y sabe mucho). Tanto como para poner en escena a un presidente atento y afable –trasunto del actual Peña Nieto– pero de radio de acción limitado. Esta gran maquinaria puesta panza arriba se lanza simultánea­mente en México y España. Su naturaleza es compleja, la narración arrebatado­ra. Y como Stieg Larsson, de quien Zepeda se mostraba en deuda en una entrevista en estas páginas (2/X/2013), ata-

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