El estilo y el reino
La vida insular está sujeta a un grado de endogamia que la hace particularmente atrayente, pero también peligrosa, y hasta cierto punto reiterativa. No sólo se reproducen los mismos genes; es que también lo hacen las actitudes, y hasta los deseos. Es cierto que todo hombre es una isla, pero hay islas más proclives a mantener el tópico que otras. Las vidas de los cuatro extraños que pueblan las páginas del debut narrativo de Vicente Valero (Eivissa, 1963) vienen lastradas por el tópico convertido en ejemplo. Fa- miliares de los que poco se sabe, pero tan inquietantes en sus sombras vitales que se hacían merecedores de la investigación genealógica que emprendeValeroen posde una historia que también es la suya. Martín de Riquer siguió los pasos de quince generaciones de su familia. Valero sólo se va un siglo atrás, pero lo que descubre mientras investiga es algo que comparte con cualquier acto de remembranza: todas las vidas son esencialmente las mismas; la diferencia estriba en la forma de contarlas. He aquí, por tanto, el alcance de estas aventuras biográficas, en las que lo narrado no es tan importante como el modo de narrarlo.
Amí el estilo, parece decir Valero con Los extraños. La inspiración llega con cartas, fotografías en sepia con rebordes dentados, el testimonio de familiares próximos a los personajes y acontecimientos, algún cuadro, cierta casa y un tablero de ajedrez de vida disipada, por poner algún ejemplo. Pero el estilo no se hereda, ni tampoco vale comopatrimonio que traspasardepadres a hijos, de tíos lejanos a sobrinos ociosos. No. El estilo se busca, en algunos casos se encuentra, y en no pocos se topa uno con él. Valero se ha hecho con uno propio, valiosísimo. Quince líneas hasta el primer punto: todo unmundo de meandros, explicaciones, dislocaciones y caminos por los que mejor transitar en su poderosa rememoración episódica: la historia del militar africanista, la del comandante de la Segunda República, la del ajedrecista profesional y la del bailarín cabaretero. De Argentina a Bombay, lo que reinventa la escritura de Valero es una disposición de sus familiares al extrañamiento. Todos ellos aspiran a traspasar la frontera marítima, como si estuvieran tocados por una extraña melancolía que conlleva a buscar una orilla más propicia a la felicidad. Ahí reside el conflicto de estos relatos. Por si algunoloechabade menos.Noesnovela, pero vale como tal.