Todo puede ser poesía
Bajo los impulsos de Hölderlin y Kafka, y con un respeto absoluto por el adjetivo y lametáfora, la poesía de Rose Ausländer (1901-1988) pertenece a la de los supervivientes del Holocausto –como su gran amigo Paul Celan, con quien compartió horrores pero también una intensa correspondencia poética–, para hacer del arte la búsqueda de un lenguaje primigenio, cambiando el viejo vocabulario y rompiendo el verso para potenciar el impacto de la palabra. Esta antología bilingüe editada por Ígitur da la respuesta a la pregunta que la autora se formulaba en 1971 en el texto “Todo puede ser asunto poético”: ¿por qué escribo? La poesía es para Ausländer un elemento vi- tal. Habiendo huido de Bucovina a Viena durante la Primera Guerra Mundial, y después de emigrar dos veces a Estados Unidos (donde escribió poesía en inglés), sus versos hablan de la muerte, la guerra, el miedo, el horror, la enajenación, la soledad y la deshumanización del ser humano. Rose Ausländer escribe, básicamente, porque las palabras así se lo dictan: “escríbenos”. También lo hace porque en la búsqueda de su identidad, habla mejor consigo misma en el pliegue sin palabras. Tristemente, para los judíos condenados a muerte, necesitados de consuelo, escribir era vivir. Sobrevivir, de hecho, mientras “los niños han envejecido”.
“Todo puede ser asunto poético”, dice la poeta. El uno y el único, lo cósmico, la crítica a la época contemporánea, los paisajes, las cosas, las personas, los estados de ánimo, el lenguaje, la identidad, la naturaleza, el amor. Su poesía es comprometida y nace de un instinto. Ella y las palabras “nos entendemos a ciegas / nos queremos”. Un poema “tiene que lucir / como el amor y el dolor”. Pero a pesar de la desolación, siempre hay un asa –que en el caso de Ausländer son más–: “En la naturaleza / muerta los frutos viven / en el plato”. La mitología (Pegaso, el hombre de la guadaña, las hadas y los magos, las diosas y oráculos), la literatura (Hölderlin, Trakl, Rilke, Celan, Homero, Li-Tai-Po), la pintura (Rembrandt, Paul Klee, Monet, Cézanne, Chagall) y la música de Bach. Como Paul Celan, Ausländer creció en Chernivtsi, en una región multiétnica donde se hablaban cuatro lenguas.
Una poesía basada en el consuelo del recuerdo futuro y en la idea de viajar con el mundo de la mano para no vivir en casa-de-nadie.