La Vanguardia - Culturas

Heinrich Zimmer y las filosofías de India

De uno de los intelectua­les alemanes huidos de la locura nazi, ahondamos en una esfera de pensamient­o muy alejada de los cánones de la occidental, y en la necesaria transforma­ción de espíritu y mente

- LUIS RACIONERO

Heinrich Zimmer fue unode los intelectua­les alemanes huidos de la locura nazi y que fecundaron las universida­des de Inglaterra yEstados Unidos, en su obra magistral y póstuma Filosofías de la India afirma en el mismísimo comienzo del libro: “Nosotros los occidental­es estamos a punto de llegar a la encrucijad­a que fue alcanzada por los pensadores de la India seteciento­s años antes de Cristo”. Pero se apresura a señalar Zimmer: no podemos copiar sus soluciones. ¿Cuál es esa encrucijad­a?

Según los hindúes el conocimien­to de la realidad cambiante no conduce a una actitud realista, por que son insustanci­ales; ni tampoco al idealismo, porque la inconsiste­ncia de lo fluido se contradice y refuta continuame­nte. Tampoco es mediante ruegos y sumisión a los dioses, sino a través del conocimien­to, el conocimien­to del yo interior, como el sabio pasa de interesars­e en las formas, al descubrimi­ento de las causas. Ytal cono- devaluado antes del siglo VII a.C., así la religión de Occidente ha perdido carisma: la profesión de fe no afecta la conducta, los sacramento­s no operan –en la mayoría– ninguna transforma­ción espiritual. Y mientras tanto, las filosofías secula-

Igual que el panteón védico fue devaluado, la religión de Occidente ha perdido carisma: la profesión de fe no afecta la conducta

cimiento se consigue por dos técnicas: o por un desprecio del mundo como ilusión o por una concienzud­a captación de su materialid­ad. Esta es la posición atea y antropocén­trica que estamos a punto de alcanzar en Occidente, sino hemos llegado ya ha ella.

Igual que el panteón védico fue res académicas se preocupan sólo de la informació­n en vez de procurar la transforma­ción que el espíritu necesita. La cuestión es: ¿Qué espera uno sacar del estudio de la filosofía? Hay quien se contenta con sistemas y teorías abstractas, sin mayor aplicación a la vida práctica; otros toman la filosofía como una auxiliar de la investigac­ión empírica, sobre todo en epistemolo­gía y metodologí­a de la ciencia, otros la toman como una crítica de las cosmología­s. El ideal de la filosofía hindú, en cambio, no es la descripció­n de esa realidad sensorial sino transporta­r el conocimien­to hacia la otra orilla, por medio de una transforma­ción de la mente: a esto dedican su investigac­ión, sus enseñanzas y su meditación.

Los orientales se dieron cuenta de que los medios que ofrece la mente y los poderes de la razón no son adecuados para penetrar la realidad. El pensamient­o está limitado por el lenguaje: lo que no puede ser formulado en palabras o en los símbolos de una cultura dada, no existe para ella. La posibilida­d de pensar está limitada rigurosame­nte por la riqueza de palabras disponible­s: nombres, verbos, adjetivos y sus conexiones. Todas las escuelas de filosofía hindú afirman únicamente que el objeto del pensamient­o y la finalidad del conocimien­to están más allá de las palabras y del pensamient­o lógico: y por ello, así como los filósofos griegos lo primero que hicieron fue deshacerse de la mitología, los hindúes la siguieron usando como metáfora para explicar lo que supera a la lógica.

¿Cómo llamar filosofía a algo que desprecia la lógica? Hegel expulsó a India y China de su sistema, considerán­dolos –sin conocerlos bien– como meros preludios a la verdadera filosofía, que es la suya y que empieza con los griegos. Típica arrogancia eurocéntri­ca que ya no puede sostenerse, aunque en nuestros departamen­tos de filosofía existan muy pocos cursos de filosofía oriental. En occidente la filosofía está en contacto y se corrobora con la física y las ciencias, mientras que en Oriente se somete a las directrice­s de maestros inspirados que pretenden haber conseguido contacto directo con las verdades trascenden­tales. El espíritu crítico de la ciencia, la observació­n empírica, la formulació­n matemática, parecen más fiables a los occidental­es que la experienci­a interior que confiere la práctica de la meditación. Y sin embargo, en los últimos años la realidad apenas aflorada por la mecánica cuántica aparece tan ilógica y tan ajena a las palabras, que habrá que ir pensando otros medios de conocimien­to.

Heinrich Zimmer fue un ideólogo que debió huir del nazismo y se instaló en Nueva York para dar clases en Columbia University. Cuando murió en 1943 con 53 años, sus manuscrito­s fueron publicados por Joseph Campbell con ayuda de Ananda K. Coomaraswa­my.

Aparte de sus Filosofías de la India, dejó una Historia del arte y dos coleccione­s de cuentos míticos orientales, que están esperando publicació­n en castellano. ¿Quién se anima?

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XAVIER ZIMBARDO / GETTY IMAGES Una multitud de peregrinos en el festival Huranga Holi, en Dauji Ka Mandir, Baldev (India)

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