El río de la identidad
Una historia de interculturalidad marcada por el protagonismo femenino en todas las áreas de la película; a partir de la novela de Anna Soler-Pont y Asha Miró
“En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos”, sostenía Heráclito. Y en un río, donde las mujeres lavan la ropa, comienza la película Rastros de sándalo, escrita y producida por la agente literaria Anna SolerPont. Pronto veremos cómo la vida y la muerte se dan la mano, en un complicado parto que deja a las dos hermanas protagonistas del filme, Mina y Sita, huérfanas. La mayor crecerá como sirvienta en una familia india. La menor, quien no recuerda sus orígenes, será adoptada por una pareja barcelonesa.
Después del éxito del libro, Soler-Pont estuvo años escribiendo la adaptación. Hasta que el holandés Bero Beyer, guionista y productor de Paradise Now, le dio la clave. Nopodía reproducir literalmente la novela. Es entonces cuando la agente se centra en la trama de las dos niñas indias, separadas por la fuerza y reunidas de nuevo treinta años después, y la cinta coge todo el cuerpo. “Entonces decido producirla yo para hacerla viable. Así, la productora Anna Soler-Pont tiene que negociar con la guionista Anna Soler-Pont”, nos dice.
El guión final, relata Soler-Pont, ha sido muy orgánico. Se fue adaptado a las necesidades del momento, reescribiendo, incluso, en medio de la filmación. Pero la producción de cine requiere de una inversión, y unos riesgos, que había que calibrar al milímetro. ¿Cómo financiar el proyecto? Meticulosa y obstinada, Anna Soler-Pont
El filme se propone dar la vuelta a tópicos como la visión occidental de India como país pobre
consiguió el dinero de fuentes privadas, un presupuesto ajustado sin ninguna subvención pública, pero garantizando los derechos de emisión en TVE y TV3. ¿Da vértigo?
“Es como construir una casa. Tienes el solar, que es la idea, y hay que levantarla… Interviene muchísima gente. Tengo muy presentes los 383 nombres que aparecen en los créditos”, nos explica, orgullosa y agradecida al equipo. Esa casa tenía que tener, por coherencia con su manera de trabajar, acento femenino. En un mundo donde las mujeres tienen poco espacio en los cargos que toman decisiones, la apuesta era romper las estadísticas. De la dirección se ha hecho cargo Maria Ripoll, quien ya había trabajado en producciones internacionales ( Rastros de sándalo está rodada en catalán e inglés), y que ha firmado anteriormente películas como Tortilla Soup, en la que el cruce de culturas también es la piedra angular de la historia. De la misma forma, la directora de fotografía es una mujer (Raquel Fernández Núñez), así como la responsable del sonido (Eva Valiño), la directora de casting (Luci Lenox), la editora (Irene Blecua) o las intérpretes de las dos canciones principales (Sílvia Pérez Cruz y Reewa Rathod), entre muchas otras.
El filme se propone dar la vuelta a otros tópicos. Por ejemplo, a la visión occidental de India como un país pobre. La hermana mayor, aunque ha nacido prácticamente en condiciones de esclavitud, se convierte en una auténtica estrella de Bollywood. Será ella quien viaje a Barcelona a buscar a su hermana. Huyendo de la caricatura kitsch, el espectador puede ver el contraste de los colores indios con el supuesto orden gris de la metrópolis catalana.
“La historia de Mina es la de Cenicienta”, defiende la productora. Lo innegociable para Soler-Pont era contar con Nandita Das. Escribió el guión poniéndole su cara al personaje de Mina. Se trata de una actriz muy conocida en el cine in-