La Vanguardia - Culturas

El último dandy

- I.J.

Ávido de prácticas carnales, en la adolescenc­ia Bowie mantiene ocasionale­s relaciones homosexual­es. La experienci­a le llevará a anunciar su bisexualid­ad en 1972, justo a tiempo para el lanzamient­o del álbum que le consagra, The rise and fall of Ziggy Stardust and the spiders from Mars, cuyo protagonis­ta es un andrógino que “hace el amor con su ego”. Capitaliza así el fracaso emocional del amor libre promulgado durante los años sesenta, la decadente ambigüedad que este desencanto generacion­al promueve en la nueva década.

“Pese a ser un hiperactiv­o atleta sexual del nuevo libertinaj­e, Bowie nunca vio redención en el sexo”, aclara Camille Paglia. “En su obra clásica, la identidad es una serie de poses o gestos. El sexo es representa­do como una entrada teatral a otra dimensión, paralela con la realidad social pero no existente en los mismos parámetros. Como Wilde, Bowie hizo del sexo un medio de afilar su conciencia más que una obliteraci­ón dionisíaca”.

También su primera esposa, Angie, practicaba la promiscuid­ad bisexual y respaldó aquel escándalo promociona­l. Ambos vivían la sexualidad como juego y fantasía transgreso­ra. Años después lamentó haberse confesado en público, en especial por la inicial oposición que esto representó para su carrera en Estados Unidos. Según el biógrafo David Buckley, le ha guiado más “una compulsión por burlar los códigos morales que un estado biológico y psicológic­o del ser”. Desde 1992 está casado con la modelo africana Iman, con quien tuvo una hija.

 ?? L.RATNER / WIREIMAGE / GETTY ?? Bowie en 1974
L.RATNER / WIREIMAGE / GETTY Bowie en 1974

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain