ClaveJULIÀlass
Sicília sense morts de Guillem Frontera (Ariany, Mallorca, 1945) cambia a media novela. La etapa de corrupción descarada se ha terminado; los líderes de la derecha pasan por el juzgado; la izquierda vuelve a perder las elecciones; el sistema se reinicia con un nuevo presidente autonómico que, para acceder al poder y sanear una empresa de catering, pacta con un empresario asiduo a la tribuna del Bernabeu. Páginas de thriller político, muy vertebradas desde el punto de vista de la crónica social, escritas de manera espléndida, que conectan con L’adéu del mestre (2013), la anterior novela de Frontera, que abordó el efecto MiquelBarceló sobre el microcosmos mallorquín.
Uno de los personajes, el columnista Mateu Llodrà, adquiere un protagonismo principal. Tiene 65 años: de joven le decían que se parecía a Marlon Brando. Decide intervenir en la trama con una pista falsa y cambia el sentido de la narración. La vida sentimental se desboca: forma un rectángulo con una EL AUTOR Guillem Frontera añade un nuevo registro, crítico y cáustico, a su retrato novelístico de Mallorca. LA OBRA Un thriller sobre la corrupción en la línea de los libros de Ferran Torrent y de la Olympia a mitjanit de Baltasar Porcel. agente literaria de la gauche divine, una periodista rusomallorquina y una chica moldava que se hace pasar por rumana, y quiere entrar de violonchelista en la Orquestra Simfònica de les Illes Balears.
El clima moral induce a pensar en una novela de Guillem Frontera que sirve de punto de equilibrio entre la obra de los años setenta y la etapa actual: Uncor massa madur (1993). Llodrà entra en una fase melancólica y pasa de héroe a antihéroe: el desenlace demuestra que en Mallorca no hay busca enderezar sus negocios (aspira al monopolio de los envíos de cadáveres al extranjero). Todos los personajes tienen un sueño feliz: el de Pons Ventura es poder entrar en la Cofradía del Santo Sepulcro (es genial: el padre era forense y él trabaja en la funeraria). Tras la melancolía de Mateu Llodrà, el grotesco más desmadejado. Un gran retrato de Mallorca.