Bodas de sangre
Coincidiendo con el anuncio de que el Macba acogerá el fondo documental del artista, el museu de Granollers recupera y ordena su legado
Sólo unos pocos pueden asegurar que estuvieron presentes en sus acciones y performances, ya que muchas de ellas se celebraron sin público. Pero todavíamuchos recuerdan la intranquilidad, el revuelo y hasta el escándalo que se producía alrededor de las creaciones de Jordi Benito (Granollers, 1951-Barcelona, 2008), considerado uno de los representantes más significativos del arte pobre y del body art en España y Catalunya.
El Museu de Granollers y el poeta y agitador cultural Vicenç Altaió (Santa Perpètua de Mogoda, 1954) han recuperado y ordenado el legado del artista en una exposición y un libro. Altaió –con la colaboración de Maria Permanyer, Carles Toribio y Glòria Fusté– ha investigado y clasificado las 150 carpetas cedidas por la familia para fijar la trayectoria del artista a través de sus proyectos. El recorrido parte de su intervención en la I Mostra d’Art Jove Ciutat de Granollers en 1971, considerada por el crítico Cirici Pellicer la primera exposición de arte conceptual al sur del Pirineo, y llega hasta sus instalaciones wagnerianas de los ochenta.
Tratándose de un artista que reflexiona sobre la muerte de la pintura, en el que las ideas son imágenes, que aspira al arte total entendido como la experiencia del momento exacto de sus acciones, los documentos que se conservan actúan ahora como obra de arte. También se reivindica el trabajo de Benito como testigo de una época: la de la transición, la de la irrupción de la postmodernidad entre los artistas catalanes, la de la reivindicación antifranquista y catalanista. Le gustaba trabajar solo, pero con frecuencia se procuraba la compañía de artistas como Ferran García Sevilla o de los miembros del Grup de Treball, del que fue ésta ¡ay! presenta defectos. El artista busca y captura con control+shift+3 estas imperfecciones, las colecciona y clasifica en tres categorías: cielos y soles deformados, geometrías negras y fotógrafos fotografiados. Google in view es una reflexión sobre el mismo dispositivo Google: a través de sus cegueras y sus fantasmagorías, ese diosecillo de barro llamado Godgle queda en evidencia ante sus aspiraciones divinas de omnipresencia planetaria.