Comadira y el teatro
La relación de Comadira con el teatro no ha sido fluida, y no ha ayudado nada el ecosistema teatral catalán, donde los intereses públicos no han tenido nunca demasiado delimitados y protegidos los espacios de recepción. L’hora dels adéus (estrenada en el Centre Dramàtic de la Generalitat, Teatre Romea, 1995, dirección de Joan Ollé). Significaba un esfuerzo encomiable de investigación, orientada en un sentido bernhardiano. Comadira no ha escondido nunca sus referentes y el austriaco es uno muy claro. El dia dels morts. Un oratori per a Josep Pla (estrenada en el Festival Grec de 1997 en el Mercat de les Flors, dirección de Xavier Albertí). También aquí una serie de personajes son convocados a una cena, como en L’hort de les oliveres, pero esta es la noche de Todos los Santos de 1942, y los comensales se sientan entorno al prosista de Palafrugell en la estación de Portbou. La obra era un encargo del año del centenario de Pla, donde a la vez que se celebraba el legado literario del escritor se cuestionaba radicalmente su posicionamiento político. Pinsans y caderneres (estrenada en el Municipal de Girona, en el 2008, producción de El Canal Centre d’Arts Escèniques, dirección de Xavier Albertí). Pinsans no era exactamente un drama, sino más bien un espectáculo musical con textos de Comadira. Un espectáculo en el que se repasaba la historia de la música catalana del siglo XX con una especie de coral que interpretaba piezas, sobre todo del repertorio lírico catalán, maravilloso y desconocido. La obra generó una buena acogida por parte del público, pero no encontró espacio en Barcelona para hacer temporada más allá del Grec. Al cel. Un oratori per a Jacint Verdaguer (estrenada en el Espai Lliure del Teatre Lliure en el 2009, dirección de Xavier Albertí). Un año más tarde el tándem Albertí-Comadira ponía en escena un espectáculo sobre Verdaguer, donde se reivindicaba la dimensión cívica del personaje con textos de En defensa pròpia.