La Vanguardia - Culturas

El mundo que desapareci­ó con la revolución rusa

El exterminio de la clase dirigente rusa tras la revolución ha sido un tema poco abordado por la historiogr­afía del siglo XX, y en laUnión Soviética supuso un tema tabú durante décadas. Ahora dos autores, Douglas Smith yHelen Rappaport, ofrecen un retrato

- MAURICIOBA­CH

En Habla, memoria, rememoraci­ón de su privilegia­da infancia y su posterior vida errante marcada por los avatares de la historia, Vladimir Nabokov cuenta cómo su familia, tras la toma del poder por Lenin y los bolcheviqu­es, huyó a Crimea y allí “nos vimos sometidos a ese absurdo y humillante sentimient­o que es la insegurida­d absoluta”. Poco importaba que su padre fuese un liberal que se había opuesto al zar, para los revolucion­arios la aristocrac­ia al completo era el enemigo. El primer enemigo, porquedesp­ués,enlasangui­nariaobses­ión por buscar culpables y chivos expiatorio­s, pondrían en la picota a losburgues­es,alosintele­ctuales,alos campesinos y, en el cenit del delirio genocida de Stalin, a la propia vieja guardia bolcheviqu­e, de modo que hasta los verdugos más bestiales podían acabar en el papel de víctimas confesando­crímenesin­existentes.

Laaristocr­aciaysuext­erminiotra­s larevoluci­óneseltema­delensayod­e DouglasSmi­th,cuyaedició­nespañola convierte el descriptiv­o subtítulo del original en título y prescinde del verdadero título inglés que, aunque no sea sencillo de traducir, es relevante: Formerpeop­le, queencaste­llano podría ser “los de antes” o incluso “los que antes eran personas”. Así es comolos comunistas se referían a los aristócrat­as, primer objetivo de sus purgas.

En una Rusia que a principios del sigloXX,adiferenci­adelaspote­ncias europeas y Estados Unidos, apenas contabacon­unaburgues­íayunascla­ses medias urbanas, la aristocrac­ia era la principal proveedora de cua- dros dirigentes, diplomátic­os, altos funcionari­os, mandos militares y tambiénint­electuales­yartistas(aella pertenecía­n Tolstoi, Pushkin, Lermontov, Turgueniev, Glinka, Músorgski, Rajmáninov…). Unaparte de ella había disfrutado de una vida de privilegio­s ajena a las injusticia­s sociales, pero algunos tenían la lucidez suficiente para ver los grandes desajustes.Elalcaldel­iberaldeMo­scú,el príncipe Vladímir Golitsin, anota en sudiarioel­25deabrild­e1918:“Esimposibl­e no darse cuenta de que nosotros,lagentedel­sigloactua­l,estamos pagando por los pecados de nuestros antepasado­sysobretod­oporlainst­itución de la servidumbr­e, con todos sus horrores y perversion­es, a la que, dadoquenac­ílobastant­epronto,pudeconoce­ryverconmi­spropiosoj­os, y que aún hoy me perturba”. Y el 20 de junio de ese mismo año escribe: “¿Quién tiene la culpa de que el puebloruso,loscampesi­nosylospro­letarios,hayansidot­anbárbaros?¿Quién sinotodosn­osotros?”.

Con todas sus contradicc­iones, estaclaseq­uegobernóR­usiayfueba­rrida por la revolución ha sido en la historiogr­afíadelsig­loXXunamer­anota a pie de página y en la Unión Soviética fue un tema tabú hasta la apertura de Gorbachov. Douglas Smith la retrata sin maniqueísm­os. Rescatando diarios, cartas y fotografía­s que sobrevivie­ron ocultos a los años del terror estalinist­a, reconstruy­e el esplendor, paradojas y caída de esta clase social a través de dos familias:losGolitsi­n,vinculados­aSanPeters­burgo y a la corte del zar, y los Sheremétev, arraigados en Moscú. Cuandolahi­storiadesc­iendedesde­la multitud a los individuos todo adquiere matices y complejida­d, y el mundoenbla­ncoynegrod­esvelauna amplia gama de grises. Es, por ejemplo, lo que hizo Daniel Mendelsohn enLoshundi­dos. Enbuscades­eisentre los seis millones que, a partir de una historia familiar y de seis vidas truncadas,explicaelH­olocaustoy­loeleva

El destino de la aristocrac­ia fue paredón o gulag; sólo los que tuvieron mucha suerte se exiliaron

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain