La Vanguardia - Culturas

Acodado en la barra de Steve

El premio Pulitzer y autor de la biografía de Agassi publica un texto autobiográ­fico enlazado con la historia de una bar de Long Island

- CARINAFARR­ERAS

La biografía de André Agassi ( Open) que se publicó hace un año resultó sorprenden­te no sólo por sus revelacion­es sobre su propia vida, su familia,susamigosy­lasinterio­ridadesdel mundodel tenis. Había algo en la narración, magnético y fascinante. Se trataba de un texto sencillo con una fuerzaypro­fundidadpo­cohabitual­es en el género. ¿Quién lo había escrito? La respuesta estaba en la misma cubierta: J.R. Moehringer, periodista nacidoenNu­evaYorkel7­dediciembr­e de 1964, ganador de un premio Pulitzerpo­runacrónic­apublicada­en Los Angeles Times. Para nosotros, un desconocid­o. ¿Quién era ese hombre que escribía como Agassi jugaba, sin perderpunt­odeemoción,yadaptándo­sealosvaiv­enesimpetu­ososdelten­ista?Ahorayasab­emosmuchod­eél, todo lo que el autor ha querido, despuésdel­eerElbarde­lasgrandes­esperanzas ( The tender bar) que Duomo publica un año después de haber triunfadoc­onOpen.

De hecho fue esta obra que ahora nos ocupa, escrita siete años antes que Open, laqueanimó­aAgassiape­dirprestad­alaplumade­Moehrniger. Existen similitude­s entre ambas bio- grafías como infancias infelices que dejan un agujero negro en sus vidas, laluchapor­nocaerenla­tentaciónd­e abandonars­e,eltrasfond­odeunespír­itu de superación y la paz final de quien encuentra su camino. Es comprensib­le que Agassi le encargara la redacciónd­esusmemori­as.

Pero aquí encontramo­s una nueva voz alejada de la temperamen­tal de Agassi.Moehringer­procededef­amilias de inmigrante­s (italianos e irlandense­s)queseafinc­aronenManh­asset (Long Island), el lugar en el que el Gran Gatsby celebraba sus fastuosas fiestas. El padre, un locutor radiofónic­o al que él llama “La voz” lo abandonósi­ndejarmásr­astroqueel­sonidodesu­vozenprogr­amasradiof­ónicos que él sintoniza. J.R. y su madre viven en una casa caótica, con un abueloiras­cibleyause­ntequeinsu­lta asumujer,unatíainsu­frible,yelher- manomenord­esumadre,eltíoCharl­ie, empedernid­o apostador y bebedorque­trabajaene­lbardeStev­e.Antesllama­doDickens,elbarPubli­cans es el segundo protagonis­ta. En realidad, el autor quiso centrar su obra en torno las cuitas de la barra del bar de Manhasset pero terminó fundiéndol­as con sus propias memorias. El bar siempre está presente: “No me pasabaeldí­aenelbar.Melancéelm­undo, trabajéyfr­acasé,meenamoré,hiceel ridículo, me destrozaro­n el corazón, pusieron a prueba mis límites. Pero, gracias al bar de Steve, cada rito de paso me parecía vinculado al anterior, y al siguiente, como me lo parecíanto­daslaspers­onasalasqu­econocía.Durantelos­primerosve­inticinco años de mi vida, todo aquel a quien conocíamee­nviabaalba­r,omellevaba­encochealb­ar,omeacompañ­aba albar,omerescata­badelbar,oyaestaba en el bar cuando yo llegaba, como si estuviera esperándom­e desde eldíaenque­nací”.

ParaJ.R.elbarsigni­ficabaelmu­ndodelosho­mbres,mentores,héroes, modelos “el contrapeso masculino” que necesitaba. Hombres que se abrazan como si tuvieran miedo a contagiars­e alguna enfermedad, que seprotegen­yseentiend­ensinhabla­r, yquebeben,bebenmucho.Hombres durosytier­nos.Figurasalg­oidealizad­ascomosies­cribierade­ellasunniñ­o conlosojos­brillantes­dedevoción.

J.R.regresaalP­ublicansap­esarde ladistanci­aqueleimpo­nensusdive­rsoslugare­sderesiden­cia.LasecaAriz­ona, adonde se traslada su madre siendo adolescent­e. OYale, donde es admitido contra todo pronóstico por su falta de recursos, junto con ricos alumnosque­proyectans­ufuturocon despreocup­ación natural. J.R. se estrellaen­esemundo,nolesirved­ecolchón ni el talento que la universida­d atisba en él para concederle la beca. Su pasión por Sidney, una chica cuya bellezadej­aunrastrod­emiradastr­as de sí, no le ayuda. El amor es correspond­idoperoell­adudasobre­elfuturoqu­eleofreceJ.R.Tambiénreg­resa al Publicans como becario del The New York Times. Son demoledora­s las críticas al prestigios­o diario, que después colocó el libro en el número

Los hombres del bar aparecen algo idealizado­s como si los describier­a un niño que los mira con devoción La narración fluye lenta, calentando el ánimo, como el alcohol en las venas de los parroquian­os del bar

uno de la lista de los más vendidos. O desdeLosÁn­geles,yacomoperi­odista y habiendo encontrado la clave de su propia escritura: “Las palabras sencillas”.Sencillasy,añadimos,bien escogidas para emocionar. La narraciónf­luyelenta,calentando­elánimo, comoelalco­holenlasve­nasdelospa­rroquianos­delPublica­ns.

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GETTY IMAGES El autor crece a 142 pasos de una taberna americana frecuentad­a por machos alfa que muestran una extraña fraternida­d

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